Mauritania acoge a población refugiada maliense desde 2012, con una afluencia masiva que ha provocado un aumento continuo del número de población refugiada a lo largo del tiempo. Desde entonces, los disturbios armados en el norte de Malí han provocado la llegada de decenas de miles de refugiados malienses al sureste de Mauritania. La situación de seguridad en Malí sigue siendo muy inestable y no se esperan retornos a gran escala.
A pesar de las mejoras continuadas en años anteriores, el acceso al agua en el campo de Mbera continúa siendo uno de los mayores desafíos debido a la escasez endémica de este recurso en la región, la ausencia generalizada de infraestructuras y la enorme población con necesidades de abastecimiento de agua y recolección de residuos sólidos. Es necesario que el número de personas que dependen de un solo pozo o utilizan una misma letrina sea el menor posible, puesto que de esta forma se reduce la contaminación alrededor de los puntos de agua debido a los desechos y al agua estancada y se disminuye el riesgo de contagio de muchas enfermedades, entre ellas la COVID-19. Además, garantizar la cercanía de los puntos de agua y las letrinas comunitarias a las familias beneficiarias asegura que la población recoja la cantidad necesaria de agua para su uso y no se vean obligadas a recurrir a fuentes inseguras más cercanas o a defecar al aire libre. También disminuye el riesgo que implica caminar largas distancias (sobre todo en el caso de las mujeres, ya que aumenta el riesgo de sufrir ataques sexuales).
El Gobierno de las Islas Baleares ha concedido 56.338,03 € para garantizar que más de 67.000 personas refugiadas malienses en el campo de Mbera, así como la población local de acogida de las áreas cercanas al campo, cuenten con el acceso ininterrumpido a agua potable y a servicios adecuados de saneamiento e higiene.
Una vez más, agradecemos al Gobierno de las Islas Baleares su solidaridad ante emergencias como estas.