Uganda, ubicado en África Oriental y con una población de aproximadamente 42 millones de personas, es el país que más personas refugiadas acoge en África y uno de los cinco principales a nivel mundial. Actualmente alberga a más de 1,6 millones de personas refugiadas y solicitantes de asilo, principalmente de Sudán del Sur y República Democrática del Congo (RDC).
El número de personas refugiadas acogidas en el país ha crecido de manera constante en los últimos años, una tendencia que probablemente continuará debido a la situación en República Democrática del Congo, Sudán y Sudán del Sur. Este aumento, sumado al crecimiento natural de la población, genera una gran presión sobre los servicios básicos y las infraestructuras ya limitadas del país, especialmente en sectores como la salud, el agua, saneamiento e higiene y la educación. Las personas refugiadas enfrentan numerosos obstáculos para acceder a la necesaria atención sanitaria, como la falta de espacio e infraestructuras adecuados y equipos y medicamentos limitados.
Por su parte, ACNUR ha estado presente en Uganda desde 1975, cuando se estableció en el país para atender a las personas refugiadas afectadas por conflictos en países vecinos. Sin embargo, su principal desafío es la falta de financiación frente al constante incremento de personas refugiadas; de hecho, en 2023, Uganda figuraba entre las 13 operaciones de ACNUR menos financiadas a nivel global.
En este contexto se enmarca la propuesta financiada por la Agencia Asturiana de Cooperación al Desarrollo con más de 25.000 euros, la cual busca mejorar la salud de personas refugiadas y comunidades locales mediante tres líneas de trabajo estratégicas: prestación directa de servicios médicos, fortalecimiento del sistema sanitario y apoyo a la salud comunitaria, con un enfoque participativo que integre a ambas comunidades y actores clave del sector salud. El proyecto se alinea con el ODS 3 (Salud y Bienestar) y transversalmente con el ODS 5 (Igualdad de Género), y se realiza en la frontera norte con Sudán del Sur (en los asentamientos de Adjumani y Palorinya), donde el 99% de las personas refugiadas son sur-sudanesas, aunque beneficiará también a la población local ugandesa.
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