Los efectos del COVID-19 en la niñez refugiada Los efectos del COVID-19 en la niñez refugiada

Los efectos del COVID-19 en la niñez refugiada

23 de abril, 2020

Tiempo de lectura: 3 minutos

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El cierre de escuelas afecta a casi el 80% de los estudiantes en el mundo.

El COVID-19 no genera síntomas en la mayoría de los niños, pero eso no significa que esta pandemia global no tenga consecuencias en su salud y también en otros aspectos esenciales en su desarrollo, como la educación o la seguridad. En la actualidad, hay 12,7 millones de menores refugiados que sufren las consecuencias del virus. Si no se actúa, algunas de estas consecuencias serán irreversibles. Ahora, más que nunca, es necesario garantizar la protección, el acceso a los servicios y el bienestar de los menores refugiados y desplazados.

Educación, alimentación y seguridad

La mitad de la niñez refugiada en edad escolar no recibe educación. De los 7,1 millones de niños, niñas y adolescentes refugiados en edad escolar, 3,7 millones no van al colegio, según el informe de ACNUR Reforzando la Educación de los Refugiados en Tiempos de Crisis.

Antes de la crisis del COVID-19 ir a la escuela ya suponía un desafío para miles de niños refugiados en el mundo. Ahora, son muchos más los que tienen que interrumpir su escolarización durante un largo periodo de tiempo por culpa del coronavirus. Algunos de ellos, incluso, corren el riesgo de no volver a las aulas. Sin educación, las oportunidades de poder tener un futuro digno disminuyen.

El cierre de las escuelas no solo tiene consecuencias directas en su educación, sino también en su alimentación y en su seguridad. En algunos casos, el cierre de los colegios ha dejado miles de estudiantes sin alimento ni a agua potable.

Además, la crisis económica como consecuencia de la emergencia sanitaria está provocando más casos de abandono, maltrato, situaciones de violencia de género y matrimonios infantiles.

Las medidas de confinamiento y la falta de herramientas digitales también están dificultando el acceso a la educación de muchos menores refugiados en plena crisis del COVID-19. Otro desafío más al que ACNUR se enfrenta para garantizar la formación de la niñez refugiada.

ACNUR y UNICEF, con los menores refugiados

Recientemente, ACNUR y UNICEF han lanzado un Plan de acción conjunta para mejorar el acceso de la niñez refugiada a los servicios esenciales, como la protección, la educación, el agua y el saneamiento.

Las dos organizaciones colaboran en más de 40 países del mundo y trabajan juntos para que se cumplan los compromisos sobre infancia adquiridos en el Pacto Mundial sobre los Refugiados. Durante esta pandemia de COVID-19 están prestando asistencia a los niños refugiados.

La educación es clave para la niñez refugiada. Por eso, ACNUR trabaja para que los niños y las niñas puedan acceder a la educación en los campos de refugiados. Para ello, construye aulas, forma a profesores y da ayudas a las familias para costear las matrículas y los materiales escolares cuando es necesario.

Educación: el arma que salva vidas

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