1.924
personas murieron en el Mediterráneo central y occidental en 2021.
1.153
personas murieron en el Atlántico en la ruta del noroeste de África hacia las Islas Canarias en 2021.
478
personas han muerto en el mar en lo que llevamos de 2022.
Según el informe, la mayoría de las personas que perdieron la vida en el mar viajaban desde países del norte de África y África occidental y oriental. Alrededor del 6 % de las personas que llegaron a Europa a través de las rutas mediterráneas procedían de Bangladesh.
El deterioro de las condiciones de seguridad y los conflictos en 2021 provocaron nuevos desplazamientos internos y transfronterizos en la región del Sahel (Malí, Burkina Faso, Nigeria y Camerún). El testimonio que viene a continuación es el de una mujer camerunesa entrevistada por ACNUR en 2021 en un centro de acogida de las Islas Canarias. Ella pudo salvarse la vida. Sin embargo, el año pasado, 1.153 personas murieron en la ruta marítima del noroeste de África hacia las Islas Canarias. Otras 1.924 perdieron la vida en las rutas del Mediterráneo central y occidental en ese mismo periodo. 478 personas han perdido la vida en el mar en lo que va de 2022.
Cuando la violencia se intensificó en el oeste de mi país, Camerún, hui a Douala, al suroeste, pero allí sufrí discriminación por mi origen étnico. Pronto me di cuenta de que allí no sobreviviría llevando una vida honesta. Me fui a Calabar (Nigeria) en una piragua. En la ciudad de Lagos dormí en la calle. En Níger, caminamos durante horas por el desierto sin nada de agua. Algunas personas murieron y las que lograron sobrevivir fueron violadas y obligadas a pagar más dinero para continuar el viaje. En la frontera con Argelia, tuvimos que saltar por encima de una zanja muy profunda. Algunos se cayeron y tuvimos que hacer cuerdas con nuestra ropa para salvarles. Llegamos a In Ghezzam y nos entregaron a los tuaregs. Nos dijeron que solo nos llevarían a Marruecos si les pagábamos. Si no lo hacíamos, nos obligaban a trabajar para pagar la deuda. Si hubiera sabido que la frontera entre Argelia y Marruecos era peor, nunca habría ido. Caminamos durante cinco días por el bosque, cerca de Maghnia, intentando evitar a la policía argelina. Nos detuvieron, nos robaron, nos violaron. Durante más de un año intenté llegar a España desde Tánger y Nador, pero fue imposible. Sé que la ruta marítima desde Dajla y El Aaiún es más peligrosa, pero era la única opción. Si te quedas en tu país, mueres de todos modos.
El viaje por el Atlántico desde los estados costeros de África Occidental, como Senegal y Mauritania, hasta las Islas Canarias es largo y peligroso. La mayoría de las travesías por mar se llevaron a cabo en embarcaciones hinchables, precarias y no aptas para la navegación. Muchas volcaron o se pincharon. Algunas simplemente se desvían del rumbo o desaparecen sin dejar rastro.
53.323
personas llegaron por mar a Italia en 2021, un 83% más que en 2020.
23.042
llegadas a Canarias, España, en 2021, casi las mismas que en 2020.
ACNUR presenta una estrategia de protección y soluciones para los refugiados que se embarcan en estas rutas hacia Europa a través del Mediterráneo central y occidental y el Atlántico. Para ofrecer asistencia y protección a refugiados y desplazados, ACNUR necesita 163,5 millones de dólares.
La Agencia trabaja para ofrecer alternativas a estos peligrosos viajes y evitar que las personas se conviertan en víctimas de los traficantes. El objetivo es también reforzar la asistencia humanitaria, el apoyo y las soluciones para las personas que necesitan protección internacional.
Para ello, ACNUR insta a los Estados a fortalecer la acción humanitaria, garantizar a las personas atrapadas en estas rutas el acceso a los servicios esenciales, mejorar los marcos jurídicos y la capacidad operativa en las fronteras para proporcionar alternativas a estas rutas.
Las rutas terrestres también presentan muchos peligros. De hecho, ACNUR estima que el número de fallecidos sea aún mayor en las rutas que cruzan el desierto del Sáhara, fronteras remotas, en centros de detención o durante la situación de cautiverio a la que someten los contrabandistas o traficantes a personas desplazadas forzadas.
Algunas personas que han recorrido estas rutas han denunciado ejecuciones extrajudiciales, detenciones ilegales y arbitrarias, violencia sexual y de género, trabajos forzados, esclavitud, matrimonios forzados y otras violaciones de los derechos humanos. El testimonio que viene a continuación es de una niña somalí refugiada.
Empecé mi viaje con otras 12 niñas desde Somalia a Etiopía. Durante cinco años iba pasando de las manos de un hombre a las de otro. En Libia, estuve viviendo un año en un agujero. Pasé hambre y me torturaban a diario. Por la noche, los gritos de mi hermana eran constantes. No puedo olvidar la humillación. Nadie podía protegernos. Después de una redada de las fuerzas libias, nos trasladaron al hospital de Trípoli y luego nos llevaron a un centro de detención. Cuando creíamos que lo peor había pasado, la pesadilla volvió a empezar para las niñas refugiadas somalíes que sufrieron abusos por parte de los funcionarios de los centros de detención en Libia. Finalmente, fuimos evacuadas a Italia en 2021.
Se cree que al menos 1.825 personas murieron a lo largo de las rutas terrestres de África oriental y occidental hacia Libia y Egipto en 2020, una media de 152 personas al mes.
2.526
personas sufrieron abusos y violencia sexual en estas rutas en 2018 y 2019.
4.491
refugiados y solicitantes de asilo evacuados desde Libia a Níger y Ruanda desde noviembre de 2017. En 2021 fueron 658.
La pandemia y los cierres de fronteras también han tenido un importante impacto en los desplazamientos hacia el norte de África y los países costeros de Europa. Según el informe de ACNUR, muchas personas refugiadas han recurrido a redes de tráfico para realizar estas rutas, lo que aumenta el riesgo de sufrir graves violaciones de sus derechos humanos. Este hombre maliense cuenta su testimonio.
Cuando estalló la violencia en mi pueblo, supe que Malí ya no era seguro y tuve que huir. Empecé mi viaje hacia Argelia, pero antes de llegar a la frontera fui secuestrado por un grupo de contrabandistas. Me pidieron mucho dinero, pero yo no tenía nada para darles. Estuve varios días sin comida ni agua. Después, me llevaron a la frontera y me vendieron a un hombre en Argelia. Trabajé para él durante meses sin descanso ni paga. Fue muy duro, pero no tenía opción, ya que me dijeron que tenía que pagar mi deuda. En Marruecos, la vida era muy difícil. Vivía en el bosque. Tenía que coger comida de la basura y estar siempre muy atento porque las redadas eran frecuentes.
ACNUR advierte de que la inestabilidad política, los continuos conflictos, el deterioro de las condiciones socioeconómicas y el impacto del cambio climático pueden aumentar los desplazamientos y su peligrosidad.
13.203
niños llegaron a Italia por mar en 2021.
10.053
eran menores no acompañados.
↑ 111 %
el número de niños que llegan a Italia por vía marítima.
Los niños se encuentran entre los más vulnerables de las personas que huyen y están más expuestos a sufrir abusos, explotación y violencia. ACNUR sigue registrando una tendencia constante de movimientos de niños no acompañados. En 2021, Italia registró 13.203 nuevas llegadas de niños por mar, de los cuales 10.053 eran no acompañados. Esto representa un aumento del 114 % en el número de llegadas de niños no acompañados y un aumento del 111 % en el total de llegadas de niños desde 2020.
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