Soluciones duraderas para los refugiados

Encontrar soluciones duraderas que permitan a millones de personas desplazadas reconstruir sus vidas y vivir con seguridad y dignidad es el centro de la labor de ACNUR. La planificación de soluciones desde el inicio del desplazamiento es uno de los objetivos principales del Pacto Mundial sobre los Refugiados.

Sin embargo, cada vez un número mayor de personas se encuentra en una situación de protección precaria con pocas esperanzas de una solución duradera. Las soluciones duraderas incluyen: reasentamiento en un tercer país, e integración local repatriación voluntaria.

Cuando el reasentamiento o la repatriación no son opciones, la construcción de una nueva vida en el país de acogida ofrece una solución duradera a la situación de muchas personas refugiadas.

La oportunidad de trabajar y ganarse la vida es una de las maneras más efectivas para que las personas refugiadas puedan reconstruir sus vidas con dignidad y paz. ACNUR brinda apoyo a los países para la ejecución de programas de integración.

La integración local de los refugiados puede incluir la provisión de un estatus legal y la naturalización, que se define como el acto o proceso legal por el cual un no ciudadano de un país puede adquirir la ciudadanía o nacionalidad de ese país. Es un proceso dinámico y bidireccional. Los refugiados deben estar preparados para adaptarse a su nuevo país, mientras que las comunidades de acogida y las instituciones públicas que acogen a los refugiados deben esforzarse por satisfacer las necesidades de una población diversa, fomentar activamente la cohesión social y asegurar que los refugiados puedan acceder al mercado de trabajo.

A nivel mundial, la integración de los refugiados en los mercados laborales de los países sigue siendo un reto. Por ejemplo, en Uganda, según un estudio del Banco Mundial de 2018, 4 de cada 5 refugiados estaban desempleados y sus salarios eran entre un 35% y un 45% más bajos que los de la población de acogida.

Los refugiados tienen una tasa de empleo más baja en comparación con la población nativa y otros migrantes, lo que hace que sean uno de los grupos más vulnerables del mercado laboral.

Los datos de una encuesta de 2014 sobre la fuerza de trabajo europea muestran que aproximadamente el 50% de los refugiados en Europa tenían trabajo. Datos más recientes relativos a Alemania muestran que la integración de los refugiados en el mercado laboral está progresando más rápidamente de lo previsto en comparación con las anteriores llegadas de refugiados.

Durante el último decenio, según las estadísticas disponibles, casi 322.400 refugiados de 185 países se naturalizaron en 65 países. El número de países que notifican la existencia de al menos un refugiado naturalizado ha disminuido de 31 en 2010 a 25 en 2019.

Sin embargo, el número de refugiados naturalizados en términos absolutos ha aumentado casi cinco veces, de 11.600 en 2010 a 55.000 en 2019. Ello se debe tanto al aumento del número de naturalizaciones como a la mejora de la presentación de informes. Por ejemplo, 79.000 personas sirias se naturalizaron en Turquía entre 2017 y 2018; en Canadá, la presentación de informes comenzó en 2013, y el número anual de refugiados que se han naturalizado se ha duplicado al pasar de 14.800 en 2013 a 31.200 en 2019. Del mismo modo, en los Países Bajos la presentación de informes comenzó recientemente y entre 2017 y 2019, 26.800 refugiados obtuvieron la nacionalidad holandesa, de ellos 12.300 en 2019.

El retorno voluntario alcanzó su punto más bajo en 2014 cuando solo 126.800 personas pudieron volver a casa. Esto se compara con el pico de 2018, cuando 593.800 pudieron regresar. Casi una cuarta parte de las personas repatriadas (875.800 o el 23%) eran afganas. Afganistán tiene hoy en día una población de unos 38 millones de personas y alrededor de una cuarta parte son personas que han estado refugiadas y que han regresado a sus hogares en las últimas dos décadas. En 2019, solo 8.400 afganos regresaron a su país, uno de los niveles más bajos registrados en muchos años.

Casi las tres cuartas partes de todos los refugiados que regresaron durante la última década lo hicieron a uno de estos diez países:

• Afganistán: 875.800
• Siria: 593.700
• Costa de Marfil: 286.700
• Irak: 257.200
• RD del Congo: 257.200
• Somalia: 242.600
• Sudán del Sur: 241.700
• República Centroafricana: 227.700
• Sudán: 199.100
• Burundi: 189.800

En la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes de 2016, los Estados Miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a desarrollar un Marco de Respuesta Integral para los Refugiados (CRRF, por sus siglas en inglés), que incluya el reconocimiento de soluciones integrales y específicas para cada situación.