Pese a la fortaleza y resiliencia que se encuentran detrás de historias como las de estas cinco mujeres luchadoras, el empoderamiento de la mujer es especialmente necesario cuando hablamos...
A lo largo y ancho del globo terráqueo, más de 65 millones de personas han tenido que huir de su casa por haber dejado de ser un lugar seguro...
En sesión de Consejo de Gobierno de fecha 14/02/2017, se acordó conceder una subvención directa a ACNUR para ayudar a la población refugiada en Grecia a combatir la...
En la VI Convocatoria del Fondo Fundación Europamundo 2016, se han concedido 10.000 € al proyecto “Medios de vida sostenibles para refugiados en Kenia. Evitando el éxodo a Europa”.
En uno de los momentos históricos más complicados para los refugiados, muchos famosos solidarios han decidido unirse a la causa de ACNUR, la Agencia de la ONU para...
El 21 de marzo se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, un problema que lejos de desaparecer se ha agravado en los últimos...
Volver a Empezar es el primer podcast del Comité Español de ACNUR, conducido y presentado por Molo Cebrián, creador de Entiende Tu Mente o Saliendo Del Círculo.
En esta nueva temporada de Volver a Empezar hablamos con mujeres que se han visto desplazadas por la fuerza, pero que no se dejan definir por estas circunstancias. Son mujeres incansables, que día a día superan la adversidad y la desigualdad y que además luchan por aquello en lo que creen: una vida digna para todas, para poder vivir en paz. Casi 60 millones de mujeres y niñas están desplazadas en todo el mundo, a ellas les dedicamos la novena temporada del Podcast del Comité español de ACNUR.
En la Temporada 8 de "Volver a empezar", el podcast del Comité español de ACNUR, nos preguntamos: ¿Puede el deporte convertirse en refugio? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varias personas refugiadas que han tenido que huir de sus hogares, dejar su país y comenzar de cero en España. Personas a las que el deporte les ha salvado la vida. ¿Y cómo es posible esto? En muchas ocasiones lo es gracias a organizaciones, fundaciones y asociaciones que apuestan por el deporte como herramienta integradora de las personas refugiadas. Y es que el deporte integra, empodera, une, ayuda y puede convertirse en hogar, especialmente cuando el tuyo ha quedado muy lejos.
¿Te imaginas tener que abandonar tu país y empezar de cero para poder salvar tu vida? El protagonista de esta temporada tuvo que hacerlo: le llamaremos Juan. Por motivos de protección, prefiere no decir su nombre, ni de dónde viene, pero sí puede contarnos cómo ha logrado comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo de la llamada España rural, ayudando a combatir el despoblamiento. Allí, donde muchos otros no quieren ir, Juan está construyendo un hogar seguro junto a su familia. Acompáñanos a conocer su historia en la séptima temporada del podcast del Comité español de ACNUR.
El cambio climático ha llegado para quedarse y marcar nuestro presente y nuestro futuro. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene y cómo podemos luchar ante su avance? ¿Cómo afecta a las personas más vulnerables del planeta? En la temporada 6 de "Volver a empezar" resolvemos estas preguntas sobre el cambio climático hablando con expertos en el tema. Te esperamos.
Como no podía ser de otra manera, dedicamos la Temporada 5 de Volver a empezar a Ucrania. Queremos conocer de cerca cómo se vive en un país en guerra, cómo es huir de este conflicto y comenzar de cero en un lugar nuevo. Pero también vamos a mostrar qué labor está realizando Acnur en esta situación y cómo podemos ayudar cada uno de nosotros. Te esperamos.
Esta es la historia de una persona que gracias al boxeo tuvo una segunda oportunidad. No solo ella, sino también toda su familia.
Ella es Sadaf. Mujer, boxeadora, refugiada, valiente y luchadora. Nació en Afganistán, uno de los peores países del mundo para nacer mujer. Si quieres conocer su historia, ¡dale al play! y si te emociona tanto como a nosotros, comparte este podcast.
La tercera temporada de Volver a Empezar tiene nombre propio: Sergio Chekaloff. Una persona que ha pasado 74 años buscando el reconocimiento de una nacionalidad.
Su historia es la de millones de personas en todo el mundo que carecen de derechos políticos, jurídicos y sociales por el hecho de no ser considerados ciudadanos. Son apátridas.
En esta segunda temporada de Volver a Empezar conoceremos a Sergio, Gleici y Cristian. Ellos se vieron obligadas a abandonar sus países y que al llegar a España se toparon con una situación excepcional por la pandemia de COVID-19. A pesar de sus dificultades personales, y aún a riesgo de contagiarse, volvieron a armarse de valor para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Befriending es la primera temporada de Volver a Empezar. En ella conoceremos la historia de tres mujeres valientes. Dos de ellas lo dejaron todo atrás en sus países para volver a empezar. Una vez en España, forjaron una amistad que les ha ayudado a salir adelante en el día a día.
“Con un millón de personas en el exilio, millones de desplazados internos y miles de personas cruzando la frontera a diario, Siria va camino de convertirse en un auténtico desastre” dijo el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, António Guterres. “Estamos haciendo todo lo que podemos para ayudar, pero la capacidad internacional de respuesta humanitaria se está reduciendo peligrosamente. Hay que frenar esta tragedia”. El número de refugiados sirios que huyen de su país se ha incrementado drásticamente desde el comienzo del año. Más de 400.000 personas se han convertido en refugiadas desde el 1 de enero de 2013. Llegan traumatizados, con lo puesto y habiendo perdido a familiares. Cerca de la mitad de los refugiados son niños, la mayoría menores de 11 años. La mayoría han huido hacia Líbano, Jordania, Turquía, Irak y Egipto. Cada vez son más los que salen hacia el norte de África y Europa. “Esta cifra se traduce en un millón de personas que dependen de la generosidad de los países de acogida, la respuesta de las agencias humanitarias y el apoyo económico de gobiernos y particulares” dijo Guterres. António Guterres señaló que el impacto de este número tan elevado de refugiados llegando hacia los países vecinos es muy serio. La población del Líbano se ha incrementado en un 10 por ciento. Los servicios de energía, agua, salud y educación de Jordania están ya al límite. Turquía ha gastado ya más de 600 millones de dólares para montar 17 campos de refugiados, con otros en construcción. Irak, que está haciendo frente a su propia crisis, con más de un millón de iraquíes desplazados a nivel interno, ha recibido más de 100.000 refugiados sirios en el último año. “No basta con reconocer la tremenda generosidad de estos países que han dejado sus fronteras abiertas a los refugiados sirios, sino que hay que apoyarles también”, dijo Guterres. En diciembre, el Plan Regional de Respuesta de la ONU para los Refugiados Sirios, estimaba que para junio de 2013, podrían haber llegado a países vecinos 1,1 millones de refugiados sirios. ACNUR está ahora ajustando este plan a la luz de las nuevas cifras. En estos momentos sólo se ha recibido el 25 % de financiación para este plan de emergencia. En ausencia de una solución política al conflicto, Guterres pide que “al menos, los actores humanitarios reciban los fondos necesarios para salvar vidas y aliviar el sufrimiento”. La crisis de Siria cumple dos años la próxima semana. El Alto Comisionado viajará a la región a finales de esta semana a visitar las operaciones de ACNUR en Turquía, Jordania y Líbano.
Este llamamiento incluye 22,6 millones de dólares para la República Democrática del Congo, 7 millones para Burundi, 17,7 millones para Ruanda y 22,3 millones para Uganda. Esta cantidad se añade al presupuesto de 282,4 millones para 2013 aprobado el pasado mes de octubre por el órgano de gobierno de ACNUR para todas las operaciones en estos cuatro países. Este dinero es vital para hacer frente a las necesidades básicas de unos 453.600 civiles congoleños desplazados en el interior de la RDC y más allá de sus fronteras a causa de la violencia desatada el año pasado en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, entre ellos 5.600 refugiados en Burundi, 23.000 en Ruanda y 35.000 en Uganda. Dado que se espera que la situación siga siendo inestable en el este de la RDC en 2013, el llamamiento también prevé cubrir las necesidades de 50.000 personas que podrían verse forzadas a desplazarse durante el año, 50.000 desplazados internos que podrían retornar a zonas más tranquilas, así como de 5.400 nuevos refugiados en Burundi, 11.000 en Ruanda y 40.000 en Uganda. Esta financiación suplementaria cubrirá los costes de registro de refugiados, las actividades de protección para refugiados y desplazados internos, la construcción de un nuevo campo en Burundi y la mejora de infraestructuras en los campamentos para desplazados internos y en los centros de tránsito de los cuatro países, la distribución de materiales de refugio y artículos no alimentarios y apoyo a los servicios básicos en los campos de desplazados internos y refugiados, incluyendo la atención sanitaria, educación agua y saneamiento. En la República Democrática del Congo, entre las actividades específicas se incluyen la distribución de 16.600 refugios temporales, el aumento del seguimiento de la protección, la construcción de 16.000 letrinas en asentamientos y aldeas de retorno, la perforación de 35 nuevos pozos y la instalación de sistemas de distribución de agua. En Burundi, además de construir un nuevo campo en Cankuzo para acoger a 10.000 personas, ACNUR también tiene la intención de construir y equipar dos nuevos centros de tránsito y poner en marcha cursos de formación profesional en el campo. Por otra parte, la Agencia de la ONU para los Refugiados prevé que el campo de refugiados de Kigeme, en Ruanda, que fue reabierto y ampliado el año pasado, pronto alcanzará su capacidad máxima para 25.000 personas, por lo que es necesario ampliar las instalaciones y reparar viviendas. Asimismo, la Agencia va a reforzar los servicios locales, incluidos los de atención sanitaria, para que puedan atender a la población refugiada. En Uganda, ACNUR seguirá manteniendo y mejorando los dos principales centros de tránsito en el sur, así como el asentamiento de Rwamwanja, que previsiblemente alcanzará su capacidad máxima de 50.000 refugiados durante este año. Se tiene prevista la creación de nuevas aldeas y la mejora de infraestructuras conexas en el asentamiento, la asignación de parcelas de terreno y materiales para la construcción de refugios y la distribución de artículos de asistencia humanitaria a 13.500 nuevas familias refugiadas. ACNUR también tiene previsto mejorar las instalaciones sanitarias y educativas. Esta solicitud de fondos suplementarios se produce en un contexto de incertidumbre política y de crecientes tensiones, así como de nuevos desplazamientos en el este de la República Democrática del Congo tras las luchas de poder entre facciones rivales del movimiento rebelde M23. Miles de personas han sido desplazadas en la provincia de Kivu Norte, entre ellas unas 3.000-4.000 personas que buscaron refugio en los alrededores de la base de la MONUSCO en Kitchanga, mientras que más de 4.000 congoleños huyeron a Uganda durante la semana pasada. La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés) estima que actualmente hay unos 914.000 desplazados internos en Kivu Norte y 912.000 en Kivu Sur. La mayoría viven con comunidades de acogida, pero unas 114.000 personas viven en campos.
"A pesar de las mejoras en cuanto a la situación de seguridad en algunas áreas, el miedo a regresar sigue siendo generalizado", dijo Adrian Edwards, portavoz de ACNUR. De las aproximadamente 430.000 personas desplazadas desde principios de 2012 en Malí, según las cifras disponibles, unas 260.665 personas siguen desplazadas dentro del país. La población de refugiados malienses en países vecinos se eleva a unas 170.000 personas, de las cuales más de 70.000 se encuentran en Mauritania, unas 47.200 en Burkina Faso, 50.000 en Níger y unas 1.500 en Argelia. Según Adrian Edwards, el número de retornos espontáneos de desplazados internos sigue siendo bajo, a pesar de que los servicios de autobús entre la capital de Malí, Bamako, y la ciudad norteña de Gao se reanudaron la semana pasada. Asimismo, los barcos también están efectuando la ruta entre las ciudades de Mopti y Tombuctú. Para los desplazados internos y los refugiados la inseguridad se mantiene como la principal preocupación. "La persistencia de los combates, atentados suicidas, ataques en represalia contra ciertas comunidades, la presencia de minas antipersona y de artefactos sin explotar en las regiones de Mopti, Gao y Tombuctú, son las razones que mencionan para no regresar de momento", añadió Adrian Edwards. La falta de servicios básicos en el norte del país también es un factor. Con pocos colegios en funcionamiento y una ausencia de autoridades gubernamentales todavía en muchos pueblos y ciudades, muchas familias desplazadas prefieren esperar. Para aquellos que están fuera de Malí, se añade la complicación de la composición étnica, ya que la mayoría de los refugiados son tuareg o árabes. El miedo a las represalias es generalizado, así como el miedo a la delincuencia o a que los yihadistas puedan estar presentes entre la comunidad. Un reflejo de la situación es que, mientras el número de nuevos refugiados se ha reducido sustancialmente en comparación con las estadísticas de hace unas semanas, Malí sigue experimentando una salida continuada de refugiados, aunque en cifras más modestas. Durante el mes de febrero, el promedio de llegadas de malienses a Mauritania, principalmente procedentes de las regiones de Léré, Goundam, Gnoufonke y Tombuctú, era de más de 1.500 personas por semana. El número de refugiados en Burkina Faso y Níger se mantiene estable. Para evitar que la crisis de desplazamiento en Malí se prolongue, ACNUR considera que es urgente trabajar por la reconciliación, así como realizar esfuerzos para combatir la impunidad, promover la convivencia pacífica entre las comunidades y ayudar a la estabilización y restauración de la seguridad a largo plazo. Actualmente ACNUR está planificando apoyar la reconciliación en las zonas de desplazamiento y retorno, así como en los campos de refugiados. "Norte y el Sur tienen que poder confiar los unos en los otros, necesitamos una reconciliación" dijo Fama, una refugiada tuareg en Bamako, donde dice que siente que la observan con recelo. "Sólo queremos vivir en paz y tener un mejor acceso al desarrollo", añadió la mujer de 56 años. Mientras tanto, algunos de los que han retornado a sus casas desde áreas urbanas como Bamako, o que están pensando en ello, dicen que vivir en las ciudades es demasiado costoso. "La vida es demasiado cara en Bamako, no podemos permitirnos quedarnos más tiempo aquí", explicaba Fatoumata, de 18 años, mientras esperaba para subirse al autobús que la llevará de vuelta a Gao. "Aquí vivimos en condiciones muy precarias, con limitado acceso a la electricidad o al agua corriente. No podemos encontrar empleo", añadió la joven, que huyó a Bamako con su marido el pasado mes de abril y dio a luz a final de año.