El acoso escolar representa un daño sumamente grave para aquellos niños y aquellas niñas que lo padecen. Y suele darse contra una víctima débil y...
El acoso escolar representa un daño sumamente grave para aquellos niños y aquellas niñas que lo padecen. Y suele darse contra una víctima débil y de manera verbal, física o relacional, como parte de un proceso que, generalmente, se vuelve prolongado y que puede tener consecuencias muy dañinas y duraderas para quienes lo sufren.
Aquellas víctimas de acoso escolar experimentan una sensación de soledad y desamparo a lo que se suman los perjuicios en su salud mental y su bienestar emocional, además de una baja considerable en su rendimiento en la escuela. Por lo tanto, proteger de este flagelo a las niñas y niñas es fundamental para asegurarles un desarrollo óptimo y sin ningún tipo de problemas que puedan acarrear de por vida. Y se trata de una prevención que debe formar parte de programas gubernamentales de salud pública y derechos sociales.
UNESCO advirtió a finales del año pasado que uno de cada tres estudiantes en todo el mundo es víctima de acoso escolar, ciberacoso y diferentes formas de violencia. Expertos de esta organización alertan sobre la urgencia de actuar decididamente para acabar con este flagelo que muchas veces es minimizado o subestimado, pero que repercute de manera muy grave y duradera entre quienes lo padecen.
En el mismo estudio, que recoge datos de 144 países, UNESCO dice que las niñas y niños que sufren acoso escolar tienen peores resultados escolares y que suelen faltar a clase el doble de veces que aquellas y aquellos que no son víctimas de este tipo de violencia. Y con respecto a las consecuencias en la salud, el informe asegura que las víctimas de acoso escolar suelen sentirse solas, tienen graves problemas para conciliar el sueño y alimentan pensamientos suicidas.
Una niña siria que asiste a una escuela en la ciudad libanesa de Mount Lebanon dice que no se siente segura al ir a clase. Y un niño de 13 años recibió una paliza fuera del colegio, por la cual tuvo que ser hospitalizado. Encontrarse en la situación de ser refugiados representa un estado de vulnerabilidad muy grande y si a esto se le suma que muchos niños y niñas también sufren acoso escolar la situación se vuelve dramática. Esto se manifiesta, por ejemplo, en varias escuelas de Jordania y El Líbano con los niños y niñas sirias que son víctimas de violencia, acoso y discriminación.
Un informe de la ONU asegura que los niños refugiados sirios están sometidos a un acoso emocional y físico que se produce de manera continua. Y que las escuelas de muchos países de acogida no cuentan con personal docente capacitado para enfrentar y prevenir el acoso escolar, por lo que urge que los gobiernos entiendan la importancia de una capacitación y apoyo continuos para que los maestros estén preparados para enfrentarse a este flagelo y puedan actuar en consecuencia.
ACNUR pone un énfasis constante en las campañas de sensibilización contra el acoso escolar, sobre todo porque si un niño o una niña no encuentra seguridad en la escuela, le será muy difícil sostener un ritmo de aprendizaje normal. Y las consecuencias pueden ser irreversibles para su futuro.
Un estudio de ACNUR llevado a cabo a finales de 2016 con 196 refugiados sirios en Irak, Líbano y Jordania revela testimonios desgarradores de niñas y niños víctimas de violencia de todo tipo: sexual, explotación laboral, discriminación. En el caso de los abusos sexuales, el informe sostiene que muchas veces estos actos eran catalogados como “acoso escolar” o “bullying’”, generando una confusión que no ayudaba a tener la magnitud real de lo que sucedía.
El informe también destaca el alto índice de abandono escolar de muchos niños y niñas, sobre todo a causa de la violencia sexual y la intimidación a la que se ven sometidos.
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