El impacto de la guerra en Siria continúa siendo mundial. Y no solo en lo que tiene que ver con la atención de los millones de refugiados sirios...
El impacto de la guerra en Siria continúa siendo mundial. Y no solo en lo que tiene que ver con la atención de los millones de refugiados sirios que han huido de sus hogares por culpa de la guerra, sino también por las numerosas reacciones de apoyo y solidaridad que reciben cada día estas personas, incluso desde latitudes remotas.
Es el caso de los niños de Sagrada Familia, una localidad chilena ubicada a más de tres horas de Santiago de Chile, quienes a finales del año pasado enviaron un paquete con cartas de apoyo a los niños sirios que viven en el campo de refugiados de Azraq, en Jordania. ¡Sus cartas han sido más que un mensaje de ánimo!
Con el apoyo de la Oficina Nacional de ACNUR en Chile, las autoridades del municipio de Sagrada Familia y las directivas de los colegios Santa Emilia, La Isla y La Valdivia decidieron poner en marcha esta iniciativa solidaria.
El objetivo no era otro que enviar un mensaje de apoyo a todos aquellos niños que en este momento sufren los efectos del desplazamiento forzoso por culpa de la guerra en Siria, así como a sus familias y al personal de los campos de refugiados que tiene la difícil tarea de reincorporar a estos niños a su proceso educativo.
Al mismo tiempo, se buscaba generar conciencia entre los pequeños de las escuelas primarias chilenas de Sagrada Familia sobre lo que está pasando en Siria, donde más de 5 millones de personas han huido del país desde 2011.
“Desde el principio, nuestros niños lo asumieron como un gesto de solidaridad con los niños sirios”, cuenta Rébecca Steward, funcionaria de ACNUR en Chile. “Nunca los han visto, nunca han conversado con ellos, pero han hecho su mejor esfuerzo para enviarles un mensaje de esperanza, felicidad y seguridad”, agrega.
Las autoridades municipales han añadido que la iniciativa también buscaba reforzar valores como la convivencia, el respeto, la diversidad y, sobre todo, la idea de que todos somos habitantes de un mundo que compartimos.
Tras un par de semanas, las cartas han llegado a su destino, el campo de refugiados de Azraq, donde ACNUR presta atención a unos 36.000 refugiados sirios, de los cuales el 58% son niños. Dentro de los proyectos destinados a mejorar este campo figura la construcción de nuevas escuelas para garantizar el derecho a la educación de los menores refugiados.
Meses antes de que los niños de Sagrada Familia escribieran sus mensajes de apoyo, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, celebraba la decisión del Parlamento de su país de aprobar una ley que promueve la integración y la protección de los refugiados que lleguen al país sudamericano en busca de un nuevo futuro.
Concretamente, se trata de una normativa que otorga facilidades a las personas que huyan de los conflictos y elijan Chile como su destino; entre esas medidas está la posibilidad de que los niños adquieran la nacionalidad chilena cuando su padre o su madre la obtengan.
Antes de aprobarse esta ley en el Parlamento de Santiago, los niños debían llegar a la mayoría de edad para solicitar su carné de identidad chileno.
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