Transcurría el año 1899, el último del siglo XIX. Y el zar Nicolás II reunía en la ciudad holandesa de La Haya a jefes de Estado de...
Transcurría el año 1899, el último del siglo XIX. Y el zar Nicolás II reunía en la ciudad holandesa de La Haya a jefes de Estado de países pequeños de Europa y de Asia, además de México. El objetivo era debatir cuestiones referentes a la paz mundial y al desarme civilizado entre los países tras las hostilidades recientes.
Esta conferencia fue el germen de lo que después se conocería como el Convenio de La Haya, que iniciaría una nueva fase mundial en lo referente al arbitraje internacional, es decir, de esa instancia en la que un país neutral actúa como árbitro entre dos países que se encuentran en conflicto. Años después de esa primera reunión, se creó una Corte Permanente de Arbitraje y, año tras año, se fueron sumando cada vez más países a la iniciativa.
Hoy son 115 los estados que suscriben al convenio de La Haya, desde las principales potencias mundiales hasta países en vías de desarrollo, distribuidos por los cinco continentes. Esto es fundamental no sólo por el compromiso global que ello implica, sino porque también dio inicio a una comunicación más fluida entre los países. La denominada Apostilla de La Haya es un ejemplo concreto de un intento de derribar fronteras.
Para que un documento extranjero tenga validez, por ejemplo, en España, es necesario que cuente con las firmas legalizadas que le da la Apostilla de La Haya, uno de los trámites permitidos después de la celebración de tal convenio. Y algo que facilitó la vida de millones de personas.
Porque, para un migrante, tener este apostillado resulta sumamente útil al momento de intentar insertarse en la vida laboral del nuevo país en el que vive. Y también en lo referente a la educación y el acceso a la salud.
De esta manera, todos aquellos documentos validados por funcionarios especiales y habilitados para signarlos con esta apostilla, tienen validez en estos 115 estados que aprueban el Convenio de La Haya.
Los documentos que suelen ser proclives a este apostillado son los que tienen que ver con partidas de nacimiento o de casamiento, titulaciones profesionales y todo aquello emitido por los países de origen de migrantes que buscan rehacer su vida en otros países. Y que necesitan que sus documentos sean reconocidos.
Aquella persona que necesite de este sello para sus documentos judiciales o administrativos cuenta con varias formas de hacerlo.
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