El nuevo Informe Mundial del Centro de Monitoreo de Desplazamiento se ocupa este año de analizar la relación existente entre cambio climático, desastres y desplazamiento, con el...
El nuevo Informe Mundial del Centro de Monitoreo de Desplazamiento se ocupa este año de analizar la relación existente entre cambio climático, desastres y desplazamiento, con el objetivo de presentar una serie de propuestas de buenas prácticas para insistir a los gobiernos en que promuevan políticas que reduzcan el riesgo de desplazamiento.
El texto presenta datos actualizados del desplazamiento interno a nivel mundial de 2020, de los que se destacan 40,5 millones de nuevos desplazamientos internos en 149 países y territorios. Y afirma que, si bien ha habido muchos avances en las políticas nacionales y regionales para prevenir desplazamientos por causas climáticas, aún queda mucho por hacer al respecto.
A continuación, un balance de los principales desastres naturales de 2020, muchos de los cuales obligaron al desplazamiento forzado de millones de personas.
Las inundaciones en Somalia de 2020 dejaron como saldo a 2,6 millones de personas desplazadas internas. A comienzo de 2020, más de 220.000 personas se vieron forzadas a desplazarse hacia el interior del país, entre las que se incluían unas 137.000 que huían de los conflictos. Las inundaciones tuvieron eclosión en sur y centro de Somalia, desbordando ríos y obligando a miles de personas a abandonar sus hogares. ACNUR, en colaboración con el gobierno de Somalia, inició un operativo de ayuda humanitaria con el reparto de bidones, jabones, mantas, colchonetas, artículos de cocina y lonas de plástico.
Los enjambres se forman en el Cuerno de África y atacan directamente a los medios de vida agrícolas y la comida de millones de personas. Pese a las medidas de control que se venían realizando, a finales de 2020 una nueva plaga de langostas asedió el este de Etiopía y el centro de Somalia, extendiéndose hacia ambos lados del Mar Rojo. Se estima que cada enjambre de langostas de 1 km cuadrado consume la misma cantidad de alimentos al día que 35.000 personas, por lo que su reproducción masiva constituye una amenaza para los países con hambre y sequías.
Se cree que tres millones de personas en América Central y el sur de México fueron afectados por el huracán Eta, en lo que sería uno de los desastres climáticos más graves de los últimos veinte años en la región. Eta se sintió el 3 de noviembre de 2020, con fuertes vientos e intensas lluvias que dañaron carreteras, casas e infraestructuras energéticas, además de muchas hectáreas de cultivos y otras fuentes de sustento. ACNUR prestó asistencia inmediata a las víctimas, repartiendo mascarillas, equipos de higiene, jabón y de cocina, mantas térmicas, mosquiteros, lámparas solares y otros insumos.
A mediados de junio del año pasado, una misteriosa nube de polvo invadía el Caribe Oriental, contaminando el aire de países como Martinica, Guadalupe y Puerto Rico, convirtiéndose en otro de los desastres naturales de 2020. Procedente del Desierto del Sahara, esta nube pronto se expandió por la costa norte de América del Sur y llegó al norte y el oeste de la península de Yucatán en México. El polvo del Sahara provocó que el cielo se oscureciera, reduciendo la visibilidad en la carretera y contaminando el agua de lluvia. Además del daño climático, implicó graves riesgos para la salud de miles de personas, ya que al penetrar en los pulmones puede provocar graves complicaciones respiratorias y también enfermedades cardiacas.