Desde principios de noviembre de 2020, las fuerzas del gobierno regional de Tigray y el gobierno federal de Etiopía iniciaron un enfrentamiento armado que ha generado un desplazamiento masivo de...
Desde principios de noviembre de 2020, las fuerzas del gobierno regional de Tigray y el gobierno federal de Etiopía iniciaron un enfrentamiento armado que ha generado un desplazamiento masivo de miles de personas, de las cuales la mitad son niñas y niños. La mayoría de estos etíopes desplazados proceden de la zona de Humera y otros de Rawyan y Dima, dos ciudades vecinas. Más de 53.000 personas cruzaron a Sudán buscando una seguridad que les fue arrebatada a causa de este conflicto armado.
ACNUR puso en marcha un operativo de reparto de ropa, colchonetas, agua, galletas de alto valor nutricional y mantas para 5.000 personas desplazadas internas en la ciudad de Shire, en la zona de Tigray. Mientras tanto, se continúa reforzando una ayuda que se vuelve cada vez más necesaria porque el conflicto pareciera no tener fin y esto podría aumentar la cantidad de personas que huyen en busca de refugio.
Desde el 10 de noviembre de 2020 Sudán recibe una media de 1.697 personas al día, todas procedentes de Etiopía. En diferentes áreas fronterizas, ACNUR ha reforzado su trabajo de seguimiento y asistencia a toda esta gente que huye de la violencia.
En colaboración con la Comisión Sudanesa de Refugiados, sus socios en el terreno y autoridades locales, se realizan acciones de protección a las personas que cruzan la frontera para que puedan ser trasladadas al asentamiento de Um Raquba. Además, se están entregando materiales de emergencia, alimentos y agua, además de alimentación suplementaria para 300 niños y niñas desnutridos y también para madres embarazadas y lactantes.
La tarea de ACNUR en Sudán no se agota aquí. También se están construyendo letrinas y se han enviado tiendas de emergencia. Y el 27 de noviembre, en la ciudad de Jartum, capital de Sudán, aterrizó el primer avión con ayuda humanitaria de ACNUR con 32 toneladas en materiales de emergencia: lámparas solares, mantas, lonas de plástico y mosquiteras.
Durante una rueda de prensa en el Palacio de las Naciones en Ginebra, un portavoz de ACNUR informó sobre la persistencia de problemas logísticos para que la ayuda humanitaria llegue a los refugiados eritreos en Etiopía. Si bien ACNUR junto a sus socios locales han podido distribuir una importante cantidad de alimentos y otros materiales, la poca capacidad de alojamiento para abastecer a tantas personas continúa siendo un problema.
La situación de los refugiados de Etiopía en Sudán también se complica por los obstáculos a la ayuda humanitaria. ACNUR ha recibido reportes de que grupos armados detuvieron a muchas personas para robar sus posesiones, que no son más que unas pertenencias, las que apenas pueden cargar a pie. Esto obligó a que algunos hayan tenido que esconderse en el campo o en los montes para evitar ser descubiertos. Los cortes frecuentes de la electricidad y las telecomunicaciones, además del escaso acceso a combustible en la región de Tigray, agravan aún más el problema.
Desde el 14 de noviembre hasta finales de diciembre, más de 20.000 refugiados fueron trasladados desde las zonas fronterizas al campamento de Um Rakuba, a 75 kilómetros de la ciudad de Gedaref. Y como este sitio está a punto de alcanzar su máxima capacidad, ACNUR y sus socios empezaron a preparar un nuevo campamento en la zona interior, a 136 kilómetros de Gedaref. Esto se vuelve urgente ya que muchos refugiados viven en condiciones de hacinamiento y con dificultades para contar con instalaciones adecuadas y suministros básicos.
“Estamos instando a los gobiernos de los países vecinos a que mantengan sus fronteras abiertas para las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares”, declaró la Directora del Buró Regional de ACNUR, Clementine Nkweta-Salami. Y agregó el pedido a las autoridades de Etiopía a que “adopten medidas que nos permitan seguir prestando asistencia en condiciones de seguridad a los refugiados y desplazados internos en Tigray”.