Líbano padeció un largo conflicto armado durante los años 70 y 80, pero desde entonces se ha asentado como uno de los países más estables de la regió...
Líbano padeció un largo conflicto armado durante los años 70 y 80, pero desde entonces se ha asentado como uno de los países más estables de la región. Este pequeño país ubicado en las orillas del Mediterráneo y con una población de poco menos de 6 millones de habitantes ha tenido que afrontar un reto inmenso desde el inicio de la Guerra de Siria en 2011.
Actualmente, Líbano acoge a casi un millón de refugiados sirios, lo que representa un sexto de su población. A pesar de los problemas económicos y políticos internos del país, la sociedad libanesa y el Gobierno se han volcado para ayudar a su vecinos, tal y como hicieron ellos durante su propia guerra, realizando voluntariado con refugiados sirios.
En 2013, el Programa de Apoyo a las Comunidades de Acogida (LHSP, por sus siglas en inglés) fue lanzado de forma conjunta por el Ministerio de Asuntos Sociales (MAS) de Líbano y el PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
El objetivo fundamental del programa era la reducción de las tensiones entre comunidades de acogida y desplazados, con especial foco en las comunidades libanesas más vulnerables. La ONU seleccionó a varios interesados en voluntariado con refugiados sirios de diversos perfiles que colaboran actualmente de manera activa para mitigar el impacto de la crisis y asegurar un desarrollo sostenible en localidades y misiones diferentes.
"Hoy más que nunca necesitamos apoyar a las municipalidades y a las comunidades de acogida. Estoy convencido de que estamos en condiciones de prestar esta asistencia. El programa LHSP es seguramente todo un hito por la forma en que respondemos a las necesidades aquí en Líbano", dice Philippe Lazzarini, Coordinador Residente y de Asuntos Humanitarios de la ONU y Representante Residente del PNUD en Líbano.
El hecho de que los voluntarios fueran nacionales ha permitido generar empatía en una sociedad fragmentada y con importantes tensiones políticas y religiosas en su interior.
El programa, hasta la fecha, ha sido un éxito y ha logrado un incremento de las oportunidades económicas y de los medios de vida; el fortalecimiento de la capacidad de los agentes locales para entregar servicios básicos; una mayor seguridad dentro de las comunidades con mejor resolución de disputas a nivel local y el fortalecimiento de la capacidad del Gobierno de Líbano para responder al flujo entrante de sirios desplazados.
Los perfiles de voluntarios que asisten a las comunidades de acogida de los refugiados sirios son muy diversos en los distintos proyectos del programa. Rana Sadder, una madre de 25 años, es una de los 680 participantes en el Proyecto de Empleabilidad Juvenil, una iniciativa de capacitación vocacional y técnica para que los jóvenes mejoren sus perspectivas de empleo.
Nour Rahhal, por su parte, carga datos y monitorea los test biopsicosociales que se realizan en las escuelas públicas, los centros de desarrollo social y los centros primarios de salud. Además, redacta los resultados de los planes sociales y sanitarios, y proporciona actualizaciones periódicas a los supervisores de los proyectos en los que es voluntaria.
“He logrado ayudarme y ayudar a los demás a ser una persona mejor”, afirma Anthony Bou Moussa, Voluntario ONU nacional de 23 años que presta servicio con el LHSP. “En definitiva, crecemos solamente cuando los demás crecen”, dice.
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