En los últimos años, el número de personas que huyen de la violencia en Centroamérica, en países como Guatemala, El Salvador y Honduras, ha aumentado considerablemente. Diversos grupos de personas de estos países, impulsados por la desesperación debido a la violencia, la persecución, las amenazas de muerte, los abusos sexuales y la falta de alimentos y de empleo, han estado viajando con la esperanza de llegar a México y a Estados Unidos.
La dinámica de los desplazamientos en Centroamérica, que comenzó en 2018, ha cambiado y ha aumentado la peligrosidad del viaje. Las personas se desplazan en grupos más pequeños a través de puntos fronterizos no seguros. ACNUR ha observado un aumento del uso de contrabandistas para facilitar el tránsito a través de Guatemala. Sólo una pequeña proporción de personas se desplaza a través de los puestos fronterizos oficiales.
Hombres, mujeres y niños se están desplazando a través de Centroamérica hacia el norte por distintas razones. Muchos de ellos están sufriendo violencia y persecución a manos de bandas criminales que extorsionan, secuestran, amenazan y matan. Las mujeres, además, en muchas ocasiones son víctimas de secuestro y agresiones sexuales a manos de las pandillas. Estas personas necesitan protección internacional.
ACNUR está dando asistencia en estas regiones, ya que vivir a salvo es un derecho fundamental para todas las personas. Entre otras cosas, lo hace ayudando a mejorar las infraestructuras de asilo y recibimiento de las personas que están huyendo.
En Guatemala y Panamá se están proporcionando programas de formación profesional y de pasantías para que las personas desplazadas puedan encontrar un trabajo. En México, ACNUR está apoyando la integración local para que los refugiados puedan independizarse de la asistencia humanitaria, y encuentren trabajos adecuados y para que los niños estén matriculados en la escuela.