Los ODS y ACNUR

El trabajo de ACNUR facilita la erradicación de la pobreza entre las personas que se han visto obligadas a huir de sus hogares por la guerra, la violencia y la persecución. ACNUR quiere que los refugiados y las personas de los países de acogida vivan una vida digna y segura. Para acabar con la pobreza, ACNUR quiere, entre otras cosas, garantizar la educación para todos los niños y niñas refugiados y dar soluciones duraderas para las personas refugiadas que conlleven un crecimiento económico.

En situaciones de emergencia, ACNUR hace que la nutrición esté asegurada en las personas que han huido de un conflicto mediante la distribución de raciones alimenticias altamente nutritivas. Además, ACNUR refuerza los mecanismos de prevención de la desnutrición formando a las familias en hábitos nutricionales y de higiene necesarios para evitar casos de desnutrición y distribuye los suplementos necesarios para que los niños refugiados se recuperen de la desnutrición y refuercen su sistema inmunológico.

Para ACNUR es esencial garantizar una vida sana para las personas refugiadas. Para ello, da acceso a servicios de salud de calidad y tratamientos de enfermedades. También forma a las familias en hábitos nutricionales y de higiene necesarios para evitar casos de desnutrición y enfermedades en sus hijos, como el retraso en el desarrollo infantil y daños irreparables debido a un déficit de vitaminas y minerales. Además, ACNUR asegura que las personas afectadas en situaciones de emergencia y las víctimas de violencia de género reciban atención médica y emocional.

Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizajes es una de las actividades principales de ACNUR. La Agencia quiere evitar que los niños refugiados sean generaciones perdidas y en el marco de sus programas concede becas escolares, facilita uniformes, entrega material escolar, imparte clases de apoyo a niños con discapacidad, acondiciona escuelas y forma a profesores. Además, debido a una tendencia creciente hacia el desplazamiento a largo plazo, y porque los refugiados a menudo se encuentran viviendo en algunas de los partes más pobres del mundo, ACNUR también trabaja para asegurar que todos los niños refugiados estén incluidos el sistema educativo del país de acogida.

El 80% de la población refugiada son mujeres y niños, por lo que ACNUR trabaja para promover la igualdad de género usando un enfoque basado en los derechos y la comunidad. ACNUR ofrece asistencia médica y emocional a las víctimas de violencia de género y diseña los campos y servicios pensando en mujeres y niñas, creando refugios seguros para ellas. Asegura que las mujeres y niñas tengan su propia documentación de identidad para acceder a servicios de prevención y tratamiento de enfermedades como el SIDA y se centra en la escolarización de las niñas y la participación de las mujeres en actividades que ofrecen medios de subsistencia. Trabaja con comunidades enteras para abogar por la seguridad e igualdad de mujeres y niñas y se asegura de que las mujeres tengan voz en el campo o en los servicios que se les ofrecen.

ACNUR garantiza el acceso a agua potable y a instalaciones de saneamiento adecuadas en zonas donde el agua es un bien escaso o mal distribuido. También busca reducir el riesgo de transmisión de enfermedades por el consumo de agua no potable y entornos insalubres, contribuir a reducir la mortalidad de menores de 5 años por diarrea, asegurar de 15 a 20 litros por persona al día para consumo y uso personal, que la población beneficiaria se encuentre situada a menos de 200 metros de puntos de suministro de agua y entre 5 y 50 metros de letrinas, que cada persona reciba 250 gramos de jabón al mes y la construcción de baños separados para hombres y mujeres.

ACNUR aboga por la ejecución de programas de energía sostenible y limpia que tengan un impacto directo o indirecto en el medio ambiente a la vez que generan un gran impacto positivo en la protección de las personas refugiadas. La iluminación mejora la dignidad de la vida en los asentamientos, permitiendo que los niños puedan estudiar y que las personas visiten a sus vecinos/as y construyan la vida comunitaria después de la puesta del sol. El alumbrado de los campos es clave para garantizar la seguridad, y ACNUR busca formas sostenibles para lograr que los campos de refugiados cuenten con electricidad.

ACNUR ofrece apoyo en proyectos de generación de ingresos para los refugiados en los países en los que han buscado protección. Los proyectos de generación de ingresos incluyen cursos de formación y capacitación; emprendimiento y apoyo a las empresas; acceso a mecanismos de ahorro y préstamos; dinamización de mercados agrarios y rurales; obtención de ayudas económicas y subvenciones en situaciones de emergencia y dar acceso a cursos de formación profesional y a puestos de empleo, así como a permisos de trabajo. ACNUR busca dar soluciones duraderas para los refugiados.

ACNUR lucha para reducir la desigualdad que viven las personas refugiadas, desplazadas y apátridas, ya que tiene graves consecuencias en el ámbito personal y social. Después de huir de sus hogares, algunas personas que han dejado sus hogares atrás sufren situaciones de rechazo, xenofobia y discriminación, causando desigualdades entre personas. ACNUR lucha por asegurar la inclusión económica de los refugiados mediante acceso al trabajo y oportunidades económicas, de manera que los refugiados tengan soluciones duraderas.

ACNUR fomenta el consumo y producción sostenible mediante el uso eficiente de los recursos y la energía. Para ello, garantiza que, en los campos de refugiados, las personas dispongan de agua potable mediante una gestión sostenible.

ACNUR trabaja para asegurar que todas las personas desplazadas tengan acceso a sus derechos. ACNUR trabaja con autoridades nacionales, internacionales y organizaciones locales, para ayudar, proteger y encontrar soluciones. ACNUR trata de unir a los refugiados y a niños y jóvenes de la comunidad de acogida a través del deporte y las artes y, así, desarrollar relaciones pacíficas. Asimismo, desarrolla campañas que fomenten las buenas relaciones y la coexistencia pacífica entre refugiados y las comunidades de acogida.

Mediante las alianzas con el sector privado, que se construyen sobre principios y valores para conseguir unos objetivos compartidos, se consiguen movilizar recursos financieros de múltiples fuentes para ayudar a las personas refugiadas, desplazadas y apátridas. De esta manera, se aumenta el apoyo internacional para realizar actividades en los países en desarrollo. La colaboración con el sector privado asegura que podamos ayudar mejor a los refugiados, ya que el sector privado puede contribuir con financiación, saber hacer, innovación, inversión, formación y oportunidades de trabajo.