Raïssa perdió a su madre cuando tenía tres años. Su padre era alcohólico y no estaba en condiciones de criarla a ella y a sus cinco hermanos. Por eso, los niños se quedaron al cuidado de una tía que los maltrataba a diario.
Es madre soltera de un niño de cuatro años. A pesar de los innumerables retos a los que se ha tenido que enfrentar a lo largo de su vida, nunca se ha dado por vencida y siempre ha encontrado los recursos y la fuerza para continuar con su educación. Y no sólo eso, sino que siempre ha sido la primera de la clase.
“Siempre me decían que era brillante. Así que quería utilizar mis capacidades para ayudar a mis hermanos. No quería que abandonáramos la escuela. Hoy en día, sólo mi hermana menor y yo hemos continuado estudiando. Durante mucho tiempo, tuve resentimiento en mi corazón, pero hoy lo he superado. Hoy soy libre. He perdonado", asegura Raïssa.
“Mi embarazo fue un momento muy difícil, financiera y emocionalmente. Sin embargo, logré completar ese año de escuela”.
Raïssa.
En mayo de 2013, Raïssa tuvo que huir de la República Centroafricana con una hermana mayor y su familia. Tenía 16 años y estaba a punto de graduarse en la escuela secundaria. La familia se instaló en Yamena (Chad).
"No teníamos dinero. La vida era muy difícil. Trabajaba en un lugar en un restaurante para poder pagar la escuela. No era un buen ambiente para una joven como yo, pero necesitaba el dinero para ser libre. Finalmente, pude matricularme en una escuela en Yamena y obtener mi diploma. Me quedé embarazada cuando estaba en mi segundo año. Fue un shock para mí. No estaba preparada. No quería interrumpir mis estudios y quedarme en casa. Mi embarazo fue un momento muy difícil, financiera y emocionalmente. Sin embargo, conseguí completar ese año. Di a luz en septiembre y tuve que quedarme en casa durante un año. Al año siguiente, volví a estudiar. Finalmente, me mudé y me quedé sola en una casa de una habitación sin electricidad ni agua. La vida era dura. Estudiaba sobre todo por la noche, mientras mi hijo dormía. Tenía que prestar mucha atención en clase porque los deberes apenas eran una opción. Al final, conseguí sacarme el bachillerato. Nunca me rendí. En la vida, nada es fácil. Todo es cuestión de coraje".
En 2017, Raïssa obtuvo la beca DAFI. Hoy estudia el tercer año de Comunicación y Marketing en la Universidad Emi Koussi de Yamena (Chad).
"El marketing se adapta bien a mí; me gusta mucho. Siempre he querido ser independiente. Quiero ser creativa, ser líder, paso a paso”.
"Me sentí muy feliz. Hoy, gracias a la beca, puedo salir adelante. Mi hijo va a la escuela; yo voy a la universidad. Estamos los dos solos y seguimos adelante. Estamos bien", explica. Una parte importante de la beca DAFI que recibe Raïssa se destina a la atención médica de su hijo, que sufre de asma.
"Estudio, sobre todo, por la noche. A veces me levanto a las tres de la mañana y despierto a mi hijo a las cinco para que se prepare. Siempre voy corriendo. Nunca tengo momentos de aburrimiento", asegura.
En estos momentos, Raïssa está haciendo las prácticas de fin de carrera en una empresa de telefonía móvil. "El marketing se adapta bien a mí; me gusta mucho. Siempre he querido ser independiente. Quiero ser creativa, ser líder. Soy muy curiosa y siempre estoy dispuesta a aprender cosas nuevas. Siempre estoy en movimiento, haciendo algo", cuenta.