Después de que algunas zonas en el noreste de Nigeria fueran recuperadas del control de Boko Haram, el gobierno nigeriano comenzó a facilitar el regreso de cientos de personas a sus casas. Tras el retorno, surgen nuevas necesidades de ayuda humanitaria.
Desde el pasado mes de agosto, el gobierno de Nigeria ha facilitado cientos de retornos desde Maiduguri, capital del estado de Borno, hacia las ciudades de Dikwa, Konduga y Mafa. Las autoridades locales dicen haber realojado a 1.120 personas en Dikwa y se planean más movimientos en las próximas semanas. Los retos para estos retornados son inmensos.
“Todavía no podemos cultivar nuestras tierras, los alrededores de Gwoza no son seguros”
La ciudad de Gwoza, situada a 150 kilómetros al sudeste de Maiduguri, fue recuperada en el mes de marzo. Desde allí, 300.000 personas huyeron entre 2015 y 2016 para escapar de Boko Haram y 70.000 han vuelto desde el pasado marzo, según las autoridades locales.
Pero la vuelta no es sencilla: el 70% de la ciudad ha sido devastada y mientras el gobierno reconstruye algunas infraestructuras, como el hospital de la ciudad, ACNUR y otras asociaciones trabajan ayudando a que los desplazados que llegan a Gwoza tengan un refugio. Organizaciones como UNICEF o Médicos sin Fronteras se encargan de la asistencia médica.
El futuro de los niños también es una preocupación: muchos sufren de deshidratación y malaria, por lo que distintas organizaciones les proveen de cuidados médicos.
Con la presencia militar, las personas retornadas cuentan a ACNUR que se sienten seguras en Gwoza, aunque muchos aún no están preparados para volver a casa. ACNUR reitera que el retorno debe ser algo voluntario y que la gente debe tener acceso a información y conocer la situación que encontrarán al volver para poder tomar una decisión.
Los retornados se enfrentan a la escasez de alimentos y al miedo a Boko Haram
En Maiduguri y en las áreas más recientemente accesibles del estado de Borno, muchos retornados cuentan que están preocupados por su seguridad: escasez de alimentos y acceso limitado a agua, comida, refugio y asistencia médica.
La estación de siembra ha acabado y las familias temen no tener suficiente comida, a pesar de que el gobierno les entrega 25 kilos de arroz y otros alimentos básicos. Otros, se ven disuadidos por la presencia en sus tierras de minas y explosivos improvisados, que sumados a la inseguridad en las calles paralizan el comercio local.
Ciertas mujeres de Maiguguri están asustadas de tener que volver a sus distritos debido a la presencia de Boko Haram. Algunas de ellas fueron secuestradas entre 2014 y 2015, forzadas a casarse y permanecieron cautivas durante meses, antes de ser liberadas.
ACNUR sigue ampliando su presencia en el nordeste con el despliegue de trabajadores adicionales y planea construir 1.400 refugios adicionales para emergencias y distribuir 2.500 kits de refugio en áreas como Borno, recuperadas por el gobierno local.
Más de 2.2 millones de personas han sido desplazadas en el norte de Nigeria debido a la violencia relacionada con Boko Haram desde 2014, incluyendo más de 2 millones de desplazados internos y 190.000 refugiados en países vecinos como Camerún, Chad y Níger.
Muchos, todavía necesitan ayuda humanitaria para poder sobrevivir o regresar a su hogar.