Conflicto Ucrania: Testimonios de los supervivientes desde la línea de contacto

A 500 metros de la línea de contacto que divide Ucrania este y oeste se encuentra Nevelske, un pueblo en ruinas a causa de los bombardeos. Su población ha pasado de 850 a 44 personas. Ludmila es una de ellas: su marido y tres generaciones sucesorias viven con ella. Durante el invierno, se calienta con una estufa de gasoil y al fuego de las briquetas hechas de semillas de girasol donadas por una ONG.

“Es la primera vez que recibo una ayuda así y estoy muy agradecida, pero no será suficiente para todo el invierno”, cuenta Ludmila. En otra de las 2 habitaciones habitables de esta casa en ruinas, su nuera apila la ropa que necesitarán para el invierno. En 4 metros cuadrados bajo tierra, 7 personas se refugian desde que el conflicto en Ucrania convirtiese el año pasado su hogar en una casa en ruinas.

Cuando los bombardeos en el este de Ucrania llegaron al techo de la casa el año pasado, ella y sus tres nietos fueron heridos. Afortunadamente, sobrevivieron, aunque gran parte de la casa se quemó y varias habitaciones quedaron inhabitables, con agujeros en el techo. La familia ha reparado los desperfectos causados por los misiles, pero temen las consecuencias del frío invierno en una casa en ruinas donde todas las ventanas están rotas.

En la zona del este de Ucrania, muchas ciudades son hoy la viva imagen de la desolación: casas destruidas por los bombardeos, las balas y el fuego. Sevierne es una de ellas.

Evgeny tuvo que huir de Sevierne desde la ciudad de Pisky, en el este de Ucrania, a poco más de 100 kilómetros de la frontera con Rusia. Los ataques no le dejaron otra opción, aunque Sevierne no ha sido la mejor solución: la ciudad se encuentra en un limbo burocrático que no le permite registrarse como desplazado.

En la delegación del pueblo, una mujer llama a la oficina local donde le responden que Sevierne no aparece en el mapa. Los residentes no pueden registrarse allí para obtener ayudas para comprar carbón durante el invierno o reparar sus casas dañadas por el conflicto. Ucrania parece haber borrado la ciudad de su mapa.

“Dañaron mi casa, la reparé. Volvieron a dañarla y volví a construirla. Entonces, volvieron a atacarla y finalmente tuve que dejarla”, cuenta Evgeny.

El último invierno, ACNUR y las ONG colaboradoras llevaron ayuda para poder calentarse a 60.000 personas en invierno. Este año se volverá a repartir carbón entre las víctimas del conflicto de Ucrania, pero las cantidades actuales no serán suficientes y muchas familias no tendrán con qué calentarse. En este escenario, los bosques de los alrededores están repletos de minas y salir a buscar leña pondría en peligro sus vidas.

ACNUR se prepara de cara al invierno para facilitar material aislante y refuerzos a los refugiados que tendrán que hacer frente a un crudo invierno.

Envía ayuda para evitar que refugiados y desplazados puedan morir de frío este invierno.