Las personas tienen derecho a solicitar asilo y los estados deben garantizar la protección a las personas que huyen de la guerra, los conflictos, la violencia o sufren persecución.
Durante muchos años, millones de personas que huían de la guerra o la violencia han recibido protección amparándose en el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece que "en caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país".
Este mismo artículo establece, a su vez, límites al derecho de asilo: no se puede conceder asilo a personas para que eviten el enjuiciamiento por "delitos comunes o actos contrarios a los propósitos y principios de las Naciones Unidas". Por ejemplo, los criminales de guerra y los culpables de un crimen contra la paz o la humanidad no cumplen los requisitos para el asilo.
“El respeto a las vidas humanas y los derechos de los refugiados no es una elección, es una obligación legal y moral”.
Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de ACNUR.
Yasir, solicitante de asilo sudanés, tuvo que huir de Darfur por culpa de la violencia. En Libia fue secuestrado por diferentes redes de tráfico y trata de personas que le maltrataron y humillaron. Una vez liberado, fue trasladado al centro de detención oficial de Sabratha, desde donde fue evacuado y llevado a Niger gracias a la intervención de ACNUR.
Un solicitante de asilo es una persona que ha requerido formalmente protección internacional y el reconocimiento de su condición de refugiado y aún no ha recibido una respuesta definitiva de las autoridades. Hasta que se tome una decisión, cualquier proceso de expulsión, devolución o extradición quedará en suspenso. Es lo que se conoce como principio de no devolución e implica el derecho a no ser devuelto a un lugar donde la vida o la integridad física del solicitante de asilo corra peligro.
Precisamente, hace una semana, ACNUR llamaba la atención sobre el aumento de la frecuencia de las expulsiones y devoluciones de personas refugiadas y solicitantes de asilo en las fronteras marítimas y terrestres de Europa.
Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de ACNUR, informaba de que “ACNUR ha recibido un flujo continuo de informes según los cuales algunos Estados europeos están restringiendo el acceso al asilo, devolviendo a personas después de haber alcanzado su territorio o sus aguas territoriales y empleando violencia contra ellas en las fronteras”.
Y eso a pesar de que las cifras han mejorado significativamente en los últimos años. El número de personas que llegó a Europa por tierra y mar en 2020 (95.000) supuso un descenso del 23% en comparación con 2019 (123.700 personas) y un 33% con respecto a 2018 (141.500 personas).
“El derecho a solicitar asilo es un derecho humano fundamental. La pandemia de COVID-19 no es excusa para excepciones: es posible proteger contra la pandemia al tiempo que se garantiza el acceso a procedimientos de asilo justos y expeditos”.
Gillian Triggs, Alta Comisionada Auxiliar para la Protección de ACNUR.
Ana es su nombre ficticio. Es hondureña y tuvo que huir a Guatemala con su familia (en la foto, sus dos nietos) después de recibir amenazas de las pandillas por no ceder a una extorsión. Llegaron a Guatemala en plena pandemia de COVID-19. ACNUR les apoyó durante todo el proceso de asilo. Unos meses después de su llegada, la tormenta tropical Eta les obligó a abandonar la casa que alquilaban. ACNUR les proporcionó un refugio seguro.
En noviembre de 2020, las tormentas Eta e Iota afectaron a más de tres millones de personas en el sur de México, Guatemala y Honduras. Miles de viviendas, carreteras, centros de salud, cultivos e infraestructuras energéticas sufrieron daños importantes. ACNUR y sus socios locales prestaron ayuda y asistencia a los solicitantes de asilo y a los refugiados.
A finales de 2019 había 4,2 millones de solicitantes de asilo en el mundo. En 2019 se presentaron dos millones nuevas solicitudes de asilo. EE.UU fue el mayor receptor mundial de nuevas solicitudes individuales (301.000), seguido de Perú (259.800), Alemania (142.500), 85% Francia (123.900) y España (118.300).
Hamidou (en la foto) es un solicitante de asilo de 23 años. Llegó a España en abril de 2018 huyendo de la violencia en su país, Mali. Arriesgó su vida cruzando el Mediterráneo. Ahora observa el mar desde la costa de Málaga.
En 1978, España se adhiere a la Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y el derecho de asilo queda consagrado en la nueva constitución. En España, el derecho de asilo está reconocido en el artículo 13 de la Constitución Española. La primera ley reguladora del derecho al asilo se aprueba en 1984. La última versión de esta ley es de 2009, cuando se incorporan las normas vinculantes de la Unión Europea y otras formas de persecución.
Los refugiados buscan protección en otro país no por elección, sino por necesidad. ACNUR brinda ayuda, apoyo, protección y asistencia a las personas que han tenido que huir de sus hogares a causa de la guerra, la persecución o la violación de los derechos humanos.
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