Derechos y deberes de los niños: cuando la educación se hace imposible Derechos y deberes de los niños: cuando la educación se hace imposible

Derechos y deberes de los niños: cuando la educación se hace imposible

Al igual que en el caso de los adultos, existen unos derechos y deberes de los niños que son universales y que deben ser respetados. Todos tenemos derecho, por...

28 de mayo, 2016

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Al igual que en el caso de los adultos, existen unos derechos y deberes de los niños que son universales y que deben ser respetados. Todos tenemos derecho, por ejemplo, a una vivienda digna, a un salario suficiente para poder desarrollarnos y, más concretamente en el caso de los niños, a una educación para llegar a ser adultos realizados.

Sin embargo, existen países o territorios donde estos derechos y deberes de los niños no se respetan, y donde los pequeños tienen que dejar a un lado su infancia para llevar una vida de adultos. Hoy queremos contarte la historia de algunos niños de Sudán que no pueden acceder de forma igualitaria a una educación de calidad y que tienen que trabajar para poder pagarse la escuela.

deberes de los niños

Yida es una ciudad rodeada de pantanos en una zona remota de Sudán del Sur. Se encuentra tan solo a 12 kilómetros de la frontera y allí viven cerca de 70.000 refugiados que huyen de los conflictos de Sudán. Estos desplazados por la guerra buscan refugio de los intensos combates que se libran en el país, así que es una zona complicada donde se ampara mucha gente que llega sin ningún recurso y que tienen que ser atendidos. Después, deben intentar sobrevivir por sus propios medios para poder alimentarse y vivir bajo un techo seguro.

Una gran parte de la población que se aloja en Yida son niños que tuvieron que abandonar sus hogares. Como consecuencia, no solo dejaron atrás a parte de su familia y amigos, sino que también tuvieron que abandonar la escuela, uno de los derechos y deberes de los niños. A pesar de que no cuentan con grandes recursos, la educación sigue siendo una prioridad entre las familias de este territorio.

Como muchos niños y sus familias no quieren renunciar a una educación de calidad que les permita labrarse un futuro, han buscado alternativas a su situación; por eso muchos niños emprendedores de esta zona se dedican a la pesca. Esto no es solo una fuente de alimento para ellos, sino también una forma de obtener ingresos para intentar llevar una vida digna. Parte de estos ingresos los destinan a pagar las cuotas escolares y el material necesario para adquirir conocimiento.

Así, pagan las tasas correspondientes al colegio, los libros y todo lo que necesitan para disfrutar de esa educación que tanto aprecian y que les permitirá ganarse la vida cuando crezcan. Esta situación es radicalmente distinta a la que se vive en otros países del primer mundo, donde los recursos educativos se encuentran al alcance de la población. En nuestro país o en otros del mundo occidental, los niños no tienen que trabajar para poder costearse ellos mismos la escuela.

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Allí, los más pequeños se levantan al alba y viajan a los lagos y pantanos cercanos para realizar la pesca del día, que sirve de alimento a sus familias pero también les aporta unos beneficios para subsistir y poder pagar la escuela.

 

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