Casi siempre que hablamos de refugiados, nos referimos directa o indirectamente a la repercusión que tiene proporcionar atención inmediata. Las crisis humanitarias no esperan; es necesario actuar cuanto...
Casi siempre que hablamos de refugiados, nos referimos directa o indirectamente a la repercusión que tiene proporcionar atención inmediata. Las crisis humanitarias no esperan; es necesario actuar cuanto antes para evitar que el desplazamiento forzoso tenga un impacto mayor en el bienestar y los derechos de estas personas.
Sin embargo, pocas veces nos detenemos a analizar que la atención de los refugiados en los campos sigue todo un protocolo, que comienza con una acción tan importante como la atención misma: el registro de las personas refugiadas.
El registro en los campos de refugiados es importante para saber exactamente cuántas personas viven en ellos, qué tipo de personas son y qué necesidades tienen.
ACNUR, en concreto, da mucha importancia a este primer paso del proceso de atención, pues aporta una información muy valiosa para el trabajo que los técnicos y su personal deben realizar sobre el terreno. De no ser así, la ayuda y los recursos que se suministran no podrían dirigirse hacia objetivos específicos.
El registro es una labor sencilla. Consiste en obtener los datos básicos de los refugiados (nombre, edad, nacionalidad, origen, profesión, estado civil o número de familiares, entre otros) para que el personal de atención establezca prioridades en el momento de suministrar la ayuda y los recursos correspondientes.
En términos generales, los campos de refugiados que coordina ACNUR cuentan con un servicio de registro que se revela eficaz y rápido. Pese a la alta demanda y la llegada de nuevas personas a estos lugares en los últimos años, el proceso se realiza en apenas unos minutos o, como mucho, en algunas horas.
Sin embargo, en algunos campos donde no existe la infraestructura necesaria o donde las condiciones del entorno no son las más favorables para la atención, el registro no se realiza con la agilidad propia de una emergencia humanitaria.
Por ejemplo, hasta hace relativamente poco, los refugiados que llegaban al centro de registro de Irbid, en Jordania, tenían que esperar varias semanas o incluso meses para registrarse ante el personal de atención. Se los apuntaba en listas y se mantenían a la espera de la llegada de la fecha para ser atendidos.
Hoy día, sin embargo, este centro procesa hasta 1.300 registros por día, lo cual supone una mayor cobertura de las necesidades básicas de la población refugiada y, sobre todo, la entrega de la documentación que los acredite como tal.
Si bien la gran mayoría de los registros de refugiados se realizan en los campos, otra alternativa para garantizar la cobertura de necesidades básicas es realizar este mismo proceso en centros especializados.
En agosto de 2013, ACNUR inauguró un establecimiento de estas características en la ciudad de Amán, en Jordania, con el fin de dar respuesta a las necesidades de cientos de miles de refugiados, mayoritariamente sirios, que siguen llegando por culpa de una guerra que en marzo pasado cumplió seis años en activo.
Antes de esto, los refugiados tenían que esperar entre seis y ocho meses para registrarse con el personal de ACNUR. Ahora, gracias al nuevo centro de registro y a los avances tecnológicos, el proceso no dura más de cincuenta minutos.
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