En 2024, alrededor de 50.000 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas, ex parejas u otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos o, lo que es lo mismo, se asesinó a 137 cada día.
La violencia contra mujeres y niñas es una realidad y, desgraciadamente, sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más generalizada a nivel global. Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con la intención de no olvidar que esta lacra no solo no desaparece, sino que se intensifica en entornos muy diversos como el trabajo o el ámbito online y que se ve agravada por los efectos de la pandemia, los conflictos y por supuesto, el cambio climático.
La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”
Cada año, este día marca el inicio de la Campaña Únete de la ONU de 16 días de activismo (25 nov-10 dic) que finalizan el Día Internacional de los Derechos Humanos. En este 2025, el lema es: "ÚNETE para poner fin a la violencia digital contra las mujeres y las niñas" y su objetivo es movilizar a todos los miembros de la sociedad para evitar la violencia contra las mujeres en las plataformas online, que suponen una amenaza para todas, especialmente para las que tienen una alta presencia pública y digital.
Según Naciones Unidas, esta forma de violencia va en aumento debido a varios factores: la débil regulación tecnológica, la falta de reconocimiento legal de este tipo de agresiones en algunos países, las formas de abuso con la IA, la impunidad de las plataformas, el anonimato de los agresores, el escaso apoyo a las víctimas digitales y los movimientos contrarios a la igualdad de género.
La violencia se puede manifestar de forma física, sexual y psicológica e incluye:
Este año, como hemos comentado, la campaña se centra en el abuso digital que ocurre cuando las tecnologías en línea se utilizan para controlar, acosar o dañar a mujeres y niñas. Este tipo de violencia incluye prácticas como:
Aunque ocurre en el entorno digital, este abuso suele trasladarse al mundo físico, generando efectos graves como coacción, agresiones e incluso femicidios. Las consecuencias pueden ser profundas y duraderas para las sobrevivientes.
Las mujeres son las principales afectadas, especialmente aquellas con alta exposición pública —activistas, periodistas, políticas o defensoras de derechos humanos— y aún más cuando enfrentan discriminación adicional por motivos como raza, discapacidad, identidad de género u orientación sexual.
Todas estas formas de violencia tienen unas consecuencias negativas, no solo a nivel psicológico, sino también en la salud sexual y reproductiva de las víctimas en todas las etapas de sus vidas. Todas las mujeres pueden ser susceptibles de sufrir violencia de género, pero hay algunas, especialmente vulnerables, como las niñas, las mujeres mayores, las que se identifican como lesbianas, bisexuales o transgénero, las migrantes y refugiadas, las minorías étnicas o las mujeres con discapacidades, entre otras.
La violencia de género es un problema a nivel mundial que debe ser combatido desde diversos frentes, como los siguientes:
Otra de las principales soluciones a este problema es la prevención, pero la realidad es que los países destinan muy pocos recursos económicos a esto. A nivel mundial, tan solo un 5 % está destinado a la violencia de género y en su prevención se invierte menos de un 0.2 %. La violencia de género es un problema de todos y todas, al igual que su coste.
Foto: © ACNUR/Antoine Tardy.Las mujeres se enfrentan a abusos, discriminación o violencia solo como consecuencia de su género. Cuando se ven obligadas a huir de la violencia pueden ser objeto de secuestros y violencia sexual. En las zonas donde se establecen una vez que han huido, también pueden sufrir abusos si tienen que desplazarse a por agua o leña cuando no existe otra alternativa de combustible o una fuente cercana de agua.
Para proteger a las mujeres, ACNUR trabaja en darles alojamientos seguros, asistencia sanitaria, alimentos, puntos de acceso a agua potable y además, administra programas que potencian el liderazgo de las mujeres para que tengan más oportunidades laborales.
La educación también es otro factor fundamental para ayudar a las mujeres a tener un trabajo mejor y ser independientes. Con todas estas acciones se refuerza la autoestima de las mujeres que se sienten más seguras, protegidas y empoderadas.
Este día nos recuerda la importancia de seguir luchando contra este problema día a día para lograr el respeto de los derechos humanos de las mujeres en todo el mundo. Un problema que sigue siendo relativamente silenciado en una sociedad en la que, en ocasiones, hay impunidad de los que ejercen dicha violencia y se estigmatiza y avergüenza a las víctimas.