56.500 personas huyen a Burundi de la violencia en la República Democrática del Congo 56.500 personas huyen a Burundi de la violencia en la República Democrática del Congo

56.500 personas huyen a Burundi de la violencia en la República Democrática del Congo

27 de febrero, 2025

Tiempo de lectura: 5 minutos

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El este de la República Democrática del Congo (RDC) está viviendo una complicada situación de violencia y tensión. A pesar de que se ha informado de cierta reducción de las hostilidades entre el M23 y las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), la situación sigue siendo extremadamente tensa, especialmente en torno a la ciudad de Uvira, en Kivu del Sur. Esta situación ha hecho que, hasta 40.000 personas exhaustas, traumatizadas y a menudo separadas de sus familias, se hayan visto forzadas a huir a Burundi.



Violencia, desplazamientos y miedo

La pausa en los enfrentamientos entre las autoridades congoleñas y el grupo armado M23 no ha calmado la situación en el este del país. El M23 continúa controlando áreas estratégicas de la ciudad sin la presencia del ejército ni la policía nacional. La situación en el este ha obligado a más de 150.000 personas a huir, de las que 85.000 se han visto obligados a instalarse en asentamientos informales por falta de recursos

La violencia en la región ha causado graves consecuencias humanitarias. Según los informes de las autoridades sanitarias congoleñas, hasta el 13 de febrero se habían reportado al menos 3.000 muertos y más de 4.300 heridos en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, con un impacto devastador en la población civil.

En Bukavu y Goma persisten altos niveles de inseguridad, que incluyen ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, secuestros y reclutamiento forzoso. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la violencia sexual relacionada con el conflicto se emplea como táctica deliberada de guerra, destinada a aterrorizar, desplazar y controlar a las poblaciones y a violar la dignidad y los derechos de las mujeres y las niñas.

Por otro lado, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) informa de que la proporción de hogares de familias desplazadas internas en Goma que consumen pocos alimentos ha aumentado del 13% de los hogares en diciembre de 2024 al 71% en febrero de 2024. La crisis también ha afectado a la educación, dejando a más de 1,6 millones de niños sin escolarizar en el este del país, incluyendo 795.000 en las zonas más afectadas en Kivu del Norte y Kivu del Sur, según UNICEF.

Los desplazamientos internos siguen aumentando debido a los continuos combates y al desmantelamiento de los asentamientos de desplazados internos. El 21 de febrero se desmanteló el mayor asentamiento de desplazados internos que quedaba en Goma, Rusayo 2, lo que obligó a más de 27.000 desplazados a abandonarlo.

Por otro lado, la situación de al menos 100.000 desplazados internos que se habían refugiado en Bukavu sigue sin estar clara. En los días previos a la toma de la ciudad por el M23, se observaron importantes movimientos de población hacia el sur, en dirección a Uvira.

Foto: © ACNUR/Bernard Ntwari.

La dramática situación en la frontera con Burundi

La violencia ha hecho que hasta 56.500 personas hayan cruzado a Burundi, a través del puesto fronterizo de Gatumba, cerca de la principal ciudad del país, Buyumbura, en busca de seguridad. La mayoría de las personas recién llegadas son congoleñas, aunque también se ha informado de un número significativo de burundeses regresando a su país debido a la inestabilidad. La mayoría de ellas llegan exhaustas, traumatizadas y, en muchos casos, separadas de sus familias. Las condiciones en la frontera son extremadamente precarias, con una carencia crítica de refugio, agua y saneamiento.

Hay informaciones que señalan que miles de personas están llegando por puntos fronterizos no oficiales, incluidas las cercanías al río Rusizi cerca de Rugombo, lo que ha provocado algunos ahogamientos.

Unos 42.000 de los recién llegados están siendo acogidos en tres emplazamientos de Rugombo (dos escuelas y un estadio) que viven en condiciones extremadamente difíciles, con hacinamiento e insuficientes infraestructuras de alojamiento y agua, saneamiento e higiene, lo que supone riesgos para la salud pública y la protección.

ACNUR y sus socios están presentes en la frontera apoyando a las autoridades nacionales en las tareas de recepción y registro. Una vez que las personas son registradas, se las reubica en centros de tránsito donde se les proporciona suministros necesarios, como alimentos, agua potable y servicios sanitarios básicos. Las condiciones en estos centros son alarmantemente precarias, ya que el hacinamiento ha provocado una presión extrema sobre los recursos disponibles llegando a generar tensiones entre los recién llegados.

Antes de la situación actual, Burundi ya acogía a casi 91.500 refugiados y solicitantes de asilo, de los cuales 56.000 residían en campamentos. La mayoría de RDC, que llevan décadas en el país.

Foto: © ACNUR/Bernard Ntwari.

La necesidad urgente de asistencia humanitaria

ACNUR ha intensificado sus esfuerzos en colaboración con las autoridades de Burundi para proporcionar protección y asistencia a las personas refugiadas, aunque la creciente afluencia de personas y la escasez de recursos están poniendo a prueba la capacidad de respuesta. La agencia ha reiterado su llamamiento a un cese inmediato de las hostilidades en la RDC y a un mayor apoyo internacional para proteger a los civiles y satisfacer las crecientes necesidades humanitarias.

También ha pedido que se respete la seguridad de los civiles, el acceso humanitario y el derecho a circular libremente en busca de seguridad. En apoyo del Gobierno de Burundi, ACNUR está trabajando con sus socios para garantizar que las personas que llegan en busca de seguridad reciban el apoyo que necesitan mientras esperan el registro y otros procedimientos de inscripción. También ha instalado tiendas de campaña para las personas vulnerables y ha donado kits de artículos no alimentarios para que los distribuyan sus socios.

La solidaridad de los países vecinos, como Burundi, ha sido crucial, pero el aumento del flujo de personas presenta desafíos adicionales. La violencia en el este de la RDC sigue afectando a millones, y la necesidad de paz y ayuda humanitaria urgente es más crítica que nunca.

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