Las cuatro peores sequías de los últimos años Las cuatro peores sequías de los últimos años

Las cuatro peores sequías de los últimos años

Los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y la sequía está siendo uno de los más devastadores. En los últimos dos años...

27 de marzo, 2019

Tiempo de lectura: 4 minutos

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Los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y la sequía está siendo uno de los más devastadores. En los últimos dos años hemos asistido a largos periodos de sequía sin precedentes históricos cercanos. El planeta nos lanza una advertencia sobre lo que podría ocurrir en el futuro si no actuamos pronto.

Sequía en Afganistán: cuando la naturaleza es más devastadora que la guerra

La larga guerra interna que sacude Afganistán desde hace décadas ha llevado al país a una situación de crisis humanitaria crónica. Sin embargo, 2018 añadió un nuevo factor que provocó incluso más desplazamientos forzados que el conflicto armado.

Una prolongada sequía arruinó las cosechas de buena parte del país, llevando a cientos de miles de personas a la miseria. Según datos de la ONU, 260.000 afganos se vieron forzados a huir de sus hogares a causa de la sequía durante 2018.

El cambio climático afecta a los más pobres del mundo con la sequía en el Cuerno de África

El Cuerno de África es otra región afectada durante años por las guerras y la pobreza. Su clima árido se ha vuelto aún más seco y cálido en los últimos años. Ésto ha provocado la muerte del ganado y ha hecho cada vez más difícil obtener agua de cuencas subterráneas para el consumo humano.

Según se ha podido determinar, el Cuerno de África se ha secado a mayor velocidad durante el siglo XX que durante los 2.000 años anteriores, según un estudio citado por el New York Times. Cuatro sequías severas han afectado al territorio desde que comenzó el presente siglo, la última en 2017. El cambio hacia un clima más extremo está poniendo en grave riesgo de hambruna a una de las regiones más pobres del planeta.

Sudáfrica, la sequía que pudo dejar sin agua a Ciudad del Cabo

El año 2017 fue particularmente seco en el sudoeste de Sudáfrica. Los pantanos estaban bajo mínimos y, al comenzar 2018, el Gobierno de la Ciudad del Cabo, la segunda más poblada del país con cerca de medio millón de habitantes, anunció una medida sin precedentes. El suministro de agua a la ciudad se cortaría en abril si no mejoraba la situación.

El ultimátum tuvo un efecto disuasorio entre la población, que comenzó a concienciarse e hizo descender abruptamente el gasto de agua. Según fuentes gubernamentales, el consumo de agua en Ciudad del Cabo cayó desde 600 millones de litros diarios a mediados de 2017 hasta los 507 millones de litros diarios a finales de abril. Finalmente la medida no fue necesaria, pero el clima mandó una advertencia que los capenses tardarán en olvidar.

Canguros cruzando Australia

Durante el invierno austral de 2018, la época del año de menores precipitaciones en Australia, se produjo una grave sequía que quemó los cultivos, diezmó los rebaños y provocó estragos en el sector primario australiano.

Pero los humanos no fueron los únicos que padecieron las consecuencias de la sequía. Los canguros, el animal nacional por excelencia de la isla, comenzaron a invadir las fincas agrícolas en busca de agua y alimentos. La situación fue tan extrema, que el Gobierno del estado de Nueva Gales del Sur autorizó a los granjeros a disparar contra los canguros, aunque su caza está habitualmente muy restringida por las leyes australianas.

Las “rocas del hambre” en Europa

Las sequías también se hicieron notar en Europa en 2018, pero no en las zonas habitualmente más áridas del continente. Mientras las lluvias provocaron una primavera y un verano inusualmente húmedo en el Mediterráneo, el norte de Europa alcanzó temperaturas excepcionalmente altas y estuvo dominado por un clima seco.

Los niveles de los grandes ríos noreuropeos descendieron notablemente. El Elba, a su paso por la frontera entre la República Checa y Alemania, dejó en la superficie las conocidas como “rocas del hambre”, habitualmente cubiertas por el agua. Estas rocas tienen grabadas unas inscripciones realizadas durante periodos de sequía en la Edad Media advirtiendo sobre las consecuencias de que una nueva sequía las dejara visibles otra vez: “Cuando me veas, llora”.

 

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