Educación y refugiados: darles un futuro a quienes perdieron todo Educación y refugiados: darles un futuro a quienes perdieron todo

Educación y refugiados: darles un futuro a quienes perdieron todo

24 de enero, 2024

Tiempo de lectura: 4 minutos

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“Estos son mis pensamientos y oraciones. Escribo todo lo que me inspira, me ayuda a mantener la concentración”, dice Jules en su apartamento situado cerca de la Piazza della Signoria, en el corazón de Florencia. Este refugiado congoleño que vivía en Etiopía es feliz desde que fue aceptado para estudiar un máster en gestión de recursos naturales en la Universidad de Florencia. “Hay tantos estudiantes internacionales de todo el mundo que estudian conmigo, que he aprendido tanto de ellos como de los propios cursos”, menciona.

Sus padres murieron en enfrentamientos étnicos cuando Jules tenía unos pocos meses y fue criado por su tía, pero más tarde no pudieron aguantar más la creciente violencia en su país y huyeron a pie hacia Etiopía. Hoy Jules tiene un futuro gracias al proyecto de Corredores Universitarios para Refugiados, un programa cuyo objetivo es ayudar a que las personas refugiadas tengan oportunidades para continuar su educación superior en Italia.

La educación para los refugiados es fundamental y uno de los pilares en los que se basa el trabajo de ACNUR. Porque hay miles y miles de niños y niñas como lo fue Jules en un momento con muchos sueños y deseos de hacer cosas y que necesitan, sí o sí, de un apoyo decisivo para que puedan acceder a la educación.

“Quiero aprenderlo todo en la escuela. Quiero tener una educación”, dice Samia, que tiene 10 años y estudia en el campo de refugiados afganos de Karachi. Tamisa, su hermana mayor, nunca pudo ir a la escuela, ya que se casó muy joven y tuvo hijos, por lo tanto la educación nunca pudo ser una opción para ella. Y no quiere que a su hermana le suceda lo mismo. “Tengo muchos sueños”, reconoce Samia, emocionada porque le permiten ir a la escuela, algo que le fascina.

Al igual que pasa con Samia, los sueños de las niñas y niños en situación de refugio se diseminan por todo el planeta. “Me gustaría ser doctora y ayudar a la gente” dice otra niña refugiada y la sociedad tiene la obligación de ayudarla a cumplir con su deseo.

Educación, imprescindible para el futuro

La educación es un derecho humano fundamental que está recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 Y es un derecho que se vulnera de manera constante en el momento en el que miles de niñas, niños, adolescentes y jóvenes no tienen acceso a la educación en algún lugar del mundo.

Especialmente vulnerables son las personas desplazadas y refugiadas que huyen de sus hogares y se complica mucho más el acceso a las aulas. Y en este punto es esencial recordar que las aulas son espacios seguros que dan protección, estabilidad y dignidad a la infancia y la juventud desplazada. En ellas pueden adquirir conocimientos y habilidades que les llevará a tener vidas plenas e independientes, aprendiendo sobre sí mismas y sobre el mundo que les rodea. Gracias a la educación se puede reducir la pobreza aumentando la participación laboral que tiene efectos positivos en la salud y el desarrollo personal.

“Si queremos transformar el futuro, si queremos cambiar el rumbo, debemos repensar la educación. Tenemos que reparar las injusticias del pasado y orientar la transformación digital hacia la inclusión y la equidad. Y necesitamos que la educación contribuya plenamente al desarrollo sostenible”, dijo Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Jornadas como el Día Internacional de la Educación nos recuerdan la importancia que tiene esta en el futuro de muchas generaciones en todo el mundo. Toda la infancia y la juventud debería tener acceso a la formación pero la realidad está lejos de eso, sobre todo para la desplazada y refugiada. Según el Informe de Educación de ACNUR de 2023, el promedio de matriculación en la población refugiada y desplazada del curso 2020/21 antes de primaria es de un 38%, en primaria de un 65%, pero en secundaria el porcentaje cae hasta el 41%. Una cifra infinitamente más baja es el índice de matriculación en la educación terciaria, ya que solo es de un 6%. Estos datos muestran claramente que, según avanzan de edad, sea mucho más difícil que puedan continuar con sus estudios.

ACNUR trabaja sin descanso con socios locales en diferentes países y con diferentes organismos internacionales pensando en un acceso integral de la niñez y la juventud refugiadas a todas las escalas del proceso educativo. Porque la educación es fundamental para que los refugiados puedan rehacer sus vidas y tener un futuro.

Educación: el arma que salva vidas

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