Una tarde como todas, Malala Yousafzai volvía de la escuela con rumbo a su casa en un autobús en la ciudad de Mingora, al noroeste de Pakistán....
Una tarde como todas, Malala Yousafzai volvía de la escuela con rumbo a su casa en un autobús en la ciudad de Mingora, al noroeste de Pakistán. Tenía 15 años y se había atrevido a criticar al régimen de su país para defender el derecho de todas las niñas a acceder a la educación. En una carretera que parecía desierta, aparecieron dos hombres y detuvieron el vehículo. Ingresaron, preguntaron quién era Malala y comenzaron a disparar.
La niña pagó cara su valentía, pero podría haber sido peor: el disparo en la cabeza que recibió en ese autobús pudo haberla matado, sin embargo, Malala sobrevivió al ataque y tuvo que pasar muchas semanas en terapia intensiva hasta que se recuperó. Lejos de amedrentarse o de pensar en abandonar su lucha por la igualdad, continuó haciéndolo con mayor determinación. A partir de ese momento, se convirtió en leyenda: el ataque que sufrió hizo eco en todo el mundo y recibió apoyos de grandes personalidades como Madonna, Barack Obama o Ban Ki-Moon.
Malala Yousafzai nació en Mingora el 12 de julio de 1997 como hija de un matrimonio musulmán sunita que dirigía una cadena de escuelas en la región. De manera tal que la niña se crio con la conciencia de que la educación es un aspecto fundamental para el desarrollo de cualquier ser humano. Y más allá de su género.
A principios de 2009, cuando tenía 11 años, comenzó a escribir con seudónimo en un blog de la BBC en el que denunciaba la ocupación de los talibanes de la región donde vivía, además de criticar con dureza que la gran mayoría de las niñas no podían acceder a la educación por prohibición del régimen. Tres años después, el 9 de octubre de 2012, su activismo por los derechos civiles de las mujeres pakistaníes le costó un atentado del que salió con vida y con mucha más fuerza que nunca. En 2014, a los 17 años de edad, Malala recibió el Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose en la persona más joven en obtener este galardón en cualquiera de sus categorías.
Según reconoció ella misma, su padre siempre se preocupó por que tuviera las mismas oportunidades que tendría un chico. Y con respecto al atentado, reconocía dos años después: “Ahí supe que tenía dos opciones: vivir una vida callada o seguir luchando con la nueva vida que me habían dado. Lo tenía claro: continuaría con mi lucha hasta que todas las niñas pudieran ir a la escuela”.
Así es como llegó la fundación Malala Fund que, entre otros objetivos, persigue la tarea de dar oportunidades a todas las niñas del mundo de contar con los mismos derechos que los niños en el acceso a la educación formal.
El activismo de Malala no se limita solo a Pakistán, país al que regresó en 2018 y por primera vez desde que sufrió el atentado (actualmente vive en Londres). En cualquier sitio del planeta en donde puede tener alcance el trabajo de su fundación, esta joven está presente brindando su apoyo.
Así sucedió durante su primera visita a la región kurda de Irak, donde hizo un llamamiento a los líderes mundiales a que ayuden a que los niños desplazados en ese país tengan acceso a la educación porque es algo que “no puede dejarse de lado, especialmente en países que atraviesan un conflicto” y aclaró que “es importante hablar de las niñas desplazadas internas porque yo fui desplazada durante tres meses, por lo que sé lo duro que es tener acceso a la educación cuando no tienes un hogar”.
En su visita al campo Hasansham U3, donde residen 7.600 desplazados iraquíes por el conflicto en Mosul, la joven Premio Nobel de la Paz ratificó la importancia de la educación como una manera de proteger a los niños y niñas en el presente y, al mismo tiempo, de asegurarles un futuro digno.
Malala Yousafzai es, actualmente, Mensajera de la Paz de la ONU, nombrada por su Secretario General, António Guterres, quien destacó el papel que desempeña la joven pakistaní en la defensa de los derechos de las niñas y las mujeres en situación de vulnerabilidad, así como también la inspiración que su figura y su obra representan en todo el mundo.