En el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos se reconoce que todas las personas tienen los mismos derechos y libertades sin distinción alguna de color,...
En el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos se reconoce que todas las personas tienen los mismos derechos y libertades sin distinción alguna de color, sexo, idioma, religión, opinión política u otros aspectos. A pesar del reconocimiento de este acuerdo, la mujer sigue viviendo una situación de desigualdad en todos los países del mundo, aunque hay muchas mujeres valientes, anónimas en algunos casos, que luchan cada día por la igualdad y por tener las mismas oportunidades que los hombres. En el caso de las mujeres refugiadas, las dificultades aumentan, por eso les queremos poner nombres y apellidos a esas mujeres valientes, y que las conozcas.
Las mujeres muchas veces huyen con sus hijos de sus países de origen para poder salvar su vida y la de su familia ante una situación de conflicto o de guerra. En el camino hacia un lugar seguro pueden ser víctimas de las mafias y sufrir situaciones de violencia o abusos sexuales.
Algo tan simple como ir a por agua para sus familias o ir al baño puede suponer un peligro para las mujeres, por eso ACNUR pone a su disposición en los campos de refugiados lámparas solares para tener una mayor seguridad cuando tienen que ir al baño por la noche.
Otra de las acciones que ACNUR realiza es empoderar a las mujeres mediante la aportación de medios y conocimientos que les permitan ser independientes económicamente y tomar sus propias decisiones.
Es el momento de ponerles cara a las mujeres valientes y difundir su historia:
Irene estaba embarazada de 7 meses y recibió un disparo del que finalmente tanto ella como su bebé se salvaron. Irene trabajaba como costurera y se vio obligada a huir de Costa de Marfil para refugiarse en Liberia. Ahora, Irene enseña costura a otras mujeres refugiadas como ella gracias a la ayuda de ACNUR. Irene opina que el empoderamiento de las mujeres refugiadas es esencial para aumentar su autoestima y que tengan un medio de vida.
Estas 20 mujeres somalíes son refugiadas en Etiopía. Tuvieron que huir de Somalia y en Etiopía han encontrado una forma de prosperar con un negocio propio. Se dedican a comprar leche a productores locales, la pasteurizan y la almacenan en frigoríficos, para, finalmente, venderla a comerciantes minoristas.
Esther es una mujer de Sudán del Sur que tuvo que huir sola con sus hijos a Uganda. Ahora vive en un campo de refugiados donde tiene un pequeño terreno en el que cultiva, lo que le permite dar de comer a sus hijos y mantenerla a salvo.
Nawar tiene 29 años y da clases a niñas en el ámbito del proyecto TIGER Girls de un campo para refugiados en Jordania. La educación es esencial para que las niñas puedan tener trabajo y medios económicos cuando sean adultas.
Todas estas mujeres son solo una muestra de las mujeres valientes que hay en el mundo, que con su esfuerzo diario intentan alcanzar un mundo en el que realmente exista igualdad.
Ayuda a los refugiados