Refugiados en Canadá: superar los miedos para seguir adelante Refugiados en Canadá: superar los miedos para seguir adelante

Refugiados en Canadá: superar los miedos para seguir adelante

Superar los miedos en el país de acogida es el principal reto de muchos refugiados que encuentran un lugar seguro tras huir de la guerra, la violencia y otras...

27 de diciembre, 2017

Tiempo de lectura: 3 minutos

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Superar los miedos en el país de acogida es el principal reto de muchos refugiados que encuentran un lugar seguro tras huir de la guerra, la violencia y otras formas de persecución. Es un proceso largo y que muchas veces debe ir de la mano de la tenacidad, la constancia y las ganas de salir adelante. 

Superar los miedos en un país como Canadá

Este país cuenta con una larga tradición de acogida de personas en situación de vulnerabilidad: se calcula que en las últimas décadas cerca de 700.000 refugiados han llegado a su territorio.

Los altos niveles de vida de este país no son el único factor que consideran. También influye el carácter acogedor y abierto de los canadienses, quienes en situaciones de este tipo siempre se han mostrado dispuestos a ayudar. 

Jean-Claude y Rubén: ejemplos de cómo superar los miedos

El maestro Jean-Claude Ndereyahayo llegó a Canadá en el año 2007 tras haber sido torturado durante más de medio año en una cárcel de Burundi, su país natal. Llevaba solo una camisa y unos pantalones que había comprado en la tienda del aeropuerto.

Hoy, diez años después, vive con su mujer, Désirée, en un modesto apartamento de la ciudad de Toronto. Han sido largos años de desafíos permanentes y de búsqueda de recursos para dejar atrás la experiencia del desplazamiento forzado y superar los miedos ligados a una experiencia de este tipo.

Testimonio de ello son unas flores que guarda en un jarrón de su casa, las mismas con las que recibió a su mujer en el aeropuerto de Toronto. Están secas, sí, pero le ayudan a recordar el camino recorrido durante todos estos años. “Al principio me preguntaba constantemente qué sería de mi vida” —cuenta—. Fue muy duro, pues vivía en un albergue”.

La constancia, algo a lo que siempre ha recurrido, hizo que tras un par de años de adaptación recogiera los frutos esperados. Se empleó como trabajador comunitario y desde entonces trabaja ayudando a personas necesitadas de su entorno.

Una situación similar ha vivido el músico colombiano Rubén Esguerra, de 37 años. Su llegada a Canadá se produjo cuando apenas tenía 9 años, después de que su familia fuera perseguida en medio del conflicto que sufrió Colombia durante varias décadas.

Con el paso de los años fue descubriendo su verdadera pasión, la música, y ahora la usa como vehículo para educar y trabajar con jóvenes en situación de vulnerabilidad. “La música que toco es lo que me salvó”, afirma.

Y añade: “Cuando te ves obligado a huir de forma abrupta, empiezas a hallar tu hogar no en lugares, sino más bien en personas afines que te hacen sentir bienvenido, que te hacen sentir como si estuvieras con tu propia familia”.

 

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