La boxeadora Cindy Ngamba ha hecho historia al convertirse en la primera atleta refugiada en ganar una medalla olímpica. Al ganar su segundo combate en la categoría de hasta 75 kilos de boxeo femenino en los Juegos Olímpicos de París se aseguró un lugar en el podio.
Cindy Ngamba nació en Camerún hace 25 años, pero cuando tenía tan solo 11 ella y su familia tuvieron que huir del país. Llegó a Reino Unido bajo la protección que se otorga a las personas refugiada y comenzó una nueva vida allí.
Su adaptación a Reino Unido fue muy dura. Sin saber hablar inglés, llegó a sufrir acoso escolar por parte de sus compañeros en la escuela. Sus profesoras de educación física la ayudaron mucho y esa asignatura se acabó convirtiendo en su favorita. La soledad que sentía la venció gracias al deporte, especialmente gracias al boxeo.
Ngamba ha hablado abiertamente sobre su homosexualidad, algo que, en su país, Camerún, es ilegal y se castiga con 5 años de prisión. En 2019 corrió el riesgo de ser deportada. De haberlo sido, la hubieran encarcelado a su llegada a Camerún.
Cindy empezó a jugar al fútbol, pero a los 15 años descubrió el boxeo por casualidad en el club juvenil de su localidad en Bolton. Al principio, no había otras chicas con las que entrenar y tuvo que entrenar con chicos, pero pronto empezó a viajar para participar en combates. Encontró en el boxeo su pasión y su segunda familia en el equipo de boxeo británico. Llegó a ser tres veces campeona nacional inglesa y ha sido la primera boxeadora refugiada en clasificarse para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Su entrenamiento para los Juegos Olímpicos fue apoyado por la Fundación para los Refugiados Olímpicos (ORF) a través de su Programa de Becas para Atletas Refugiados, financiado por el Comité Olímpico Internacional (COI).
Cindy que compite en la categoría de hasta 75 kilos, venció en primera ronda a la luchadora canadiense Tammara Thibeaul y en su segundo combate de la competición a la francesa Davina Michel. Esta victoria la llevó a clasificarse para las semifinales y asegurarse un puesto en el podio, ya que, en el boxeo no hay una pelea por el tercer puesto. Se ha convertido así en la primera deportista refugiada desde la creación del Equipo Olímpico de Refugiados en 2016, en lograr subir al podio y llevarse una medalla olímpica.
Cindy Ngamba en primera ronda con la canadiense Tammara Thibeaul. Foto: ICO/John Huet.
La deportista tras el partido compartió sus sensaciones: “Significa mucho para mí ser el primer atleta refugiado que gana una medalla”. Tras esta victoria se enfrentó a la panameña Atheyna Bylon, que también ha hecho historia en su país por ser la primera mujer medallista olímpica, y perdió pero consiguió llevarse la medalla de bronce.
Además, su madre, su tía y algunos de sus hermanos viven en París, lo que ha hecho que su sueño en la capital francesa sea aún más especial se cabe.
“Cindy nos recuerda lo que los refugiados pueden lograr y logran, cómo prosperan si se les da la oportunidad y qué contribución positiva hacen a las comunidades de todo el mundo”.
Jojo Ferris, Director de la Fundación Olímpica para los Refugiados.
Por su parte, Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, no ha querido dejar pasar la ocasión de felicitar a Cindy después del combate: “por haber llegado a las semifinales de boxeo en París 2024 y por haber conseguido una medalla, la primera medalla de la historia para el equipo olímpico de refugiados. ¡Nos enorgulleces a todos!”.
Sea cual sea el resultado que consiga este jueves, Cindy ya ha hecho historia y ha enviado un poderoso mensaje de esperanza los 120 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo.
“Quiero decirles a los refugiados de todo el mundo, incluidos los refugiados que no son deportistas, que sigan trabajando, que sigan creyendo en ustedes mismos, que pueden lograr todo lo que se propongan”.
Cindy Ngamba
Ayuda a los refugiados