Esta semana se cumplen cinco años del éxodo rohingya. Se convierte, según ACNUR, en una situación prolongada de desplazamiento. Bangladesh se encuentra entre los diez principales países receptores de refugiados del mundo y acoge a más de 920.000 rohingya de Myanmar. El 63 % de los hogares no tienen cubiertas sus necesidades básicas, a pesar de recibir ayuda humanitaria. Hace falta comida, ropa y acceso médico, pero los fondos son cada vez más escasos.
Bangladesh es una de las operaciones de ACNUR en el mundo con menos fondos. A 5 de julio de 2022, solo se ha recaudado el 30 % de los fondos necesarios para cubrir la emergencia. Si la financiación se mantiene en los niveles actuales, no se podrán construir la mitad de las carreteras planificadas ni un tercio de los sistemas de drenaje. Solo se podrán reparar la mitad de los refugios que lo necesitan.
Ahora, en la temporada de monzones, esto significa que los campos y asentamientos de refugiados no resistirán los embates de la lluvia y las inundaciones, lo que provocará más daño y destrucción.
En su viaje a Bangladesh durante el pasado mes de mayo, Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, insistió en la importancia del apoyo sostenido a las personas rohingyas refugiadas por parte de la comunidad internacional.
“El mundo debe recordar la crisis que han estado enfrentando desde hace cinco años los refugiados rohingya y quienes les han dado acogida. Su vida depende de cómo responda la comunidad internacional a su situación”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
La población refugiada en Cox’s Bazar supera en número a la comunidad de acogida. Esto provoca una presión económica adicional y una elevada competencia por los recursos en una zona que es muy proclive a los desastres naturales.
La situación se ha vuelto aún más difícil para la población a raíz de la pandemia. Por eso, en diciembre de 2020, el gobierno comenzó a reubicar a los refugiados de los campos de Cox's Bazar a una isla, Bhasan Char, en el Golfo de Bengala. En mayo de 2022, 28.000 personas habían sido reubicadas, algo más de una cuarta parte del objetivo del gobierno de reubicar a 100.000 personas.
Varias agencias de la ONU, bajo la dirección de ACNUR, han evaluado las necesidades de estos refugiados, incluyendo el registro, la protección, la salud, la nutrición y las necesidades logísticas, y han comenzado a establecer redes de protección comunitaria y sistemas de transporte, almacenamiento y distribución en la isla.
Más del 50 % de los refugiados rohingya son niños o jóvenes menores de 18 años. Muchos no han tenido acceso a una educación formal desde que llegaron a Bangladesh. Las niñas y los niños más pequeños pueden asistir a centros de aprendizaje, pero hasta hace poco, el plan de estudios informal consistía principalmente en alfabetización y aritmética básica, y atendía únicamente a quienes tenían entre 4 y 14 años.
Shah, un refugiado rohingya, y Minhar, una mujer de Bangladesh, trabajan juntos como profesores en un centro de aprendizaje en el campo de refugiados de Kutupalong, en Cox's Bazar. Ambas han sido formadas por ACNUR para enseñar a los niños rohingya.
Además, la Agencia ha puesto en marcha clubes de adolescentes y grupos juveniles de medio ambiente para ayudar a reducir la brecha educativa de los niños, niñas y adolescentes que viven en los campamentos de Bangladesh.
Las niñas de la foto cortan telas para hacer flores, como parte de una actividad en el Club de Adolescentes Naf, en el campamento de Kutupalong, en Cox’s Bazar. También dibujan y reciben información sobre salud menstrual y reproductiva y sobre qué hacer ante la violencia de género. Estos clubes ofrecen acceso a espacios seguros en los que los adolescentes pueden procesar el trauma, establecer relaciones con sus compañeros, aprender a leer y a escribir y adquirir habilidades para la vida.
Es necesario aumentar el apoyo a la educación, al desarrollo de habilidades y a las oportunidades de subsistencia. Estas actividades prepararán a los refugiados para un posible retorno y les permite mantenerse ocupados y ser productivos durante su estancia en Bangladesh.
Muchos refugiados rohingya han manifestado a ACNUR su deseo de regresar a su hogar en Myanmar siempre y cuando se cumplan las condiciones para un retorno seguro, digno y sostenible y puedan disfrutar de libertad de movimiento, acceso a documentación y una vía para obtener la ciudadanía, así como acceso a servicios y actividades que les permitan generar ingresos.
ACNUR hace un llamamiento para garantizar la ayuda y las soluciones para los rohingya. La Agencia necesita 285 millones de dólares para asistir a la población refugiada y a las comunidades de acogida. Hasta ahora solo se ha recaudado el 30 % de la financiación necesaria para cubrir esta emergencia.
Ayuda a los refugiados