Nemha tiene15 años y llegó sola y traumatizada a un campo de refugiados de ACNUR, Dollo Ado, en Etiopía. Separada de su familia una noche en la que su pueblo sufrió un ataque presenció asesinatos en masa y fue atacada por hombres armados. Nemha fue encontrada por un grupo de personas que la ayudaron a cruzar la frontera desde Somalia. Desde esa fatídica noche, Nemha ha estado sola. Es una de los miles de menores no acompañados.
Sin familia que la ayude y la proteja, el poder ir a la escuela era simplemente imposible – ¿cómo podía estudiar cuando la mayor parte del día lo tenía que dedicar a sobrevivir? Esta es la decisión que muchos niños y jóvenes refugiados están forzados a tomar todos los días.
ACNUR trabaja para proteger a estos niños y jóvenes y proporcionarles el apoyo que necesitan, no solo para sobrevivir sino también para prosperar gracias a la educación. Pero en estos momentos, con millones de niños, mujeres y hombres necesitados de ayuda, ACNUR enfrenta múltiples problemas para dar respuesta a las necesidades más inmediatas y urgentes de los refugiados.
Con tal limitación de recursos, el acceso a la educación secundaria se convierte en una oportunidad única, y la universidad en todo un lujo. Incluso los niños de primaria se ven obligados a elegir entre la escuela o el obtener algún ingreso para ayudar a su familia a sobrevivir.
Sin embargo, es una realidad que sin acceso a la educación, los niños y jóvenes refugiados como Nemha corren el peligro de ser una generación perdida. Con acceso a ella, podrían ser el futuro de sus países.
Si quieres ver el vídeo de la intervención de Melissa Fleming, jefa de comunicación de UNHCR, sobre la escolarización de los niños refugiados en TED, pulsa aquí