La historia de este refugiado palestino parece inspirada por los guionistas de la película La Terminal. El joven, de 27 años, pasó semanas trasladándose de aeropuerto en aeropuerto entre terminales de Rusia, Sudán, Emiratos Árabes y Cuba que se negaban a admitirlo. Su periplo demuestra que, una vez más, la realidad supera la ficción.
Wissam, hijo de refugiados palestinos, nació en la ciudad siria de Dara. Él no tenía pasaporte, sólo poseía documentos de viaje sirios, lo que significaría que ningún país le admitiría sin un visado emitido con antelación.
En 2008, Wissam se fue a estudiar ingeniería eléctrica a Bielorrusia y, en una visita a Siria, conoció a su futura mujer, Waed. Pero su historia de amor tendría que esperar. Cuando volvió a Bielorrusia para terminar sus estudios, la guerra estalló en Siria, dejándole desprovisto de un pasaporte para poder viajar.
Al estallar la guerra en Siria, su futura mujer y su familia, al igual que otros miles de refugiados palestinos, llegaron a Austria vía Mediterráneo huyendo de la guerra. Pero entretanto, la visa de estudiante de Wissam expiró, por lo que al cruzar a Rusia el joven fue detenido por estar en el país sin documentación.
Wissam sólo quería reunirse con su esposa y su familia, que le esperaban en Austria, pero su periplo acababa de comenzar. Sin pasaporte, ningún país lo admitiría sin una visa de entrada por adelantado.
Después de 3 meses detenido, el joven fue deportado a Sudán donde, al llegar a Jartum, se le negó la entrada por falta de documentación y tuvo que volar de vuelta a Dubai en el mismo avión en el que había llegado. Wissam estaba cada vez más desesperado por entrar en un país, fuera cual fuera.
"Creí que no volvería a ver a mis padres… Que pasaría el resto de mi vida siendo deportado de aeropuerto a aeropuerto, o que terminaría olvidado en un centro de detención", dice entre lágrimas el refugiado palestino.
Wissam tuvo que esperar en el aeropuerto de Dubai hasta que su padre pudo conseguirle una visa para Cuba. Con ella, compró un billete a La Habana con la misma suerte que había tenido antes. Una vez más, el país le negó la entrada y volvió a ser deportado a Dubai.
Atrapado en el aeropuerto, Wissam había perdido toda esperanza de obtener asilo en cualquier país y la única opción viable parecía ser volver a Siria, un país en guerra donde su vida correría peligro.
Aunque Wissam estaba protegido bajo el organismo de la ONU que atiende a refugiados palestinos en Siria, Jordania, Líbano, Cisjordania y Gaza, al encontrarse fuera de esos países necesitaba protección internacional. Entonces, se le ocurrió que bajo el mandato de ACNUR, se podría acoger al Estatuto del Refugiados de 1951.
Al enterarse los oficiales de ACNUR de la historia de este refugiado palestino, pidieron a los Emiratos Árabes que permitieran a Wissam entrar allí bajo el cuidado de su padre a la espera de una solución para reunirse con su esposa. Gracias a ACNUR, Wissam consiguió una visa para llegar a Austria y acabar con el calvario que había vivido en los últimos meses.
Meses más tarde, ha podido comenzar una nueva vida con su esposa y, en 3 años, podrá convertirse en un ciudadano austriaco: "Finalmente estamos juntos. Siento que he nacido de nuevo".
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