“Este es el momento para que la comunidad internacional se una para aumentar masivamente el apoyo a todas las agencias humanitarias que trabajan en los países vecinos y en Siria, que tratan de aliviar el sufrimiento de los niños refugiados, pero también ayudar a los Estados que han sido muy generosos y han aceptado a esos menores en sus escuelas y en sus centros de salud, y han hecho lo posible para proporcionarles unas condiciones de vida similares a la normalidad”, dijo Antonio Guterres, Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Lo que está en juego no es ni más ni menos que la supervivencia y el bienestar de una generación de seres humanos inocentes”, añadió Guterres.
Se han realizado llamamientos por más de 5.000 millones de dólares orientados a satisfacer las necesidades urgentes en materia de educación, atención sanitaria y otros servicios para los niños sirios, así como para los niños y niñas de las comunidades de acogida. Es necesario invertir más recursos en el establecimiento de redes sólidas que ayuden a identificar a los menores no acompañados refugiados en situación de riesgo y brindarles apoyo, así como a las comunidades locales que les acogen.
Sin embargo, para dar respuesta a las necesidades de los niños y niñas afectados, se requiere más que un aumento de los fondos disponibles.
En la fotografía de la derecha vemos a una colaboradora de ACNUR ayudando a un niño refugiado.
Los niños y niñas constituyen ya la mitad de los refugiados del conflicto de Siria, según datos de las dos agencias de Naciones Unidas. La mayoría ha llegado al Líbano, Jordania, Turquía, Irak y Egipto. Asimismo, cada vez son más las personas y familias sirias que huyen al norte de África y a Europa.
En Siria, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el conflicto ya ha dejado un saldo de unos 7.000 niños y niñas muertos. ACNUR y UNICEF estiman que más de 2 millones de niños sirios se encuentran desplazados en el interior de Siria.