Tres meses después de que una nueva ola de violencia haya provocado la huida de 622.000 rohingya, precedida por décadas de discriminación en su país de origen, los gobiernos de Bangladesh y Myanmar llegan a un acuerdo para el retorno de los refugiados.
Mientras tanto, los refugiados rohingya siguen huyendo del país hacia Bangladesh tras haber sufrido violencia y visto cómo sus aldeas enteras han sido arrasadas. En los campos de refugiados de ACNUR, nuevas llegadas diarias retratan su realidad.
La Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, asegura en su comunicado que actualmente no se dan las condiciones que permitan retornos seguros y sostenibles en el Estado de Myanmar del que proceden los rohingya.
Aunque ACNUR todavía no ha visto los detalles del acuerdo, según un comunicado emitido hoy, aseguran que los refugiados están en su derecho de regresar y que debe desarrollarse un marco que les permita volver a su país conforme a los estándares internacionales.
Esto significa, en primer lugar, que el retorno deberá ser voluntario y hacerse en condiciones dignas y seguras para quienes decidan volver.
A día de hoy, en el Estado de Rakhine, Myanmar, no se dan las condiciones adecuadas y los refugiados continúan huyendo de la violencia desde Myanmar hacia Bangladesh.
Después de haber sufrido violencia, violaciones y profundos daños psicológicos tras ver morir a familiares y amigos, la mayoría lo han perdido todo, incluidas sus casas que han sido destruidas y quemadas dejándoles sin un lugar al que volver.
Ante esta situación, el escaso acceso de ayuda humanitaria en Myanmar, donde ACNUR es una de las pocas organizaciones que está distribuyendo ayuda en este momento, se suman unas profundas divisiones entre las comunidades que siguen sin solucionarse.
Por todo ello, ACNUR ha asegurado que “es fundamental que los retornos no se produzcan de forma precipitada o prematura”, lo que significa que deben ser voluntarios y asegurar su seguridad en Myanmar.
Además, afirma que en su regreso no deberán estar confinadas en áreas delimitadas y que deberá abordarse las causas de raíz del problema que ha causado la huida de más de medio millón de personas en los últimos meses. Entre ellos, la apatridia, condición bajo la cual estos miles de personas viven en Myanmar sin acceso a documentos de identidad que reflejen su nacionalidad y les permitan el acceso a educación, sanidad o un contrato de trabajo.
Ayuda a los refugiados