En medio de África Occidental, Burkina Faso se sitúa entre Malí, uno de los países con más atentados terroristas de todo el mundo, Costa de Marfil, que sigue reconstruyéndose después de años de guerra, y Níger, uno de los países más pobres de todo el mundo. También Burkina Faso ha sufrido la violencia de los grupos extremistas en el norte del país durante años. Este 2019 empieza con el peor de los ataques en el país de los últimos años.
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2019 ha tenido un trágico comienzo para la antigua colonia francesa. A principios de enero, el secretario general de la ONU condenaba los ataques que han dejado más de 40 civiles muertos, y el deterioro de la seguridad en algunas partes del país.
Ante el aumento de la violencia en los últimos meses, el gobierno de Burkina Faso ha declarado estado de emergencia en algunas provincias del norte cercanas a la frontera con Mali. La situación actual es una amenaza importante para la seguridad de la región del Sahel.
“El Secretario General reitera el compromiso de las Naciones Unidas de apoyar a Burkina Faso en sus esfuerzos para combatir el terrorismo, sostener las reformas del sector de seguridad, promover la reconciliación nacional y crear condiciones para la paz y el desarrollo sostenibles", dijo la declaración del viernes emitida en nombre del jefe de la ONU.
El conflicto en las regiones del norte del país está impactando en la situación alimentaria. A día de hoy, ha declarado la ONU, más de 950.000 personas padecen inseguridad alimentaria grave en la zona, lo que significa que no saben si podrán comer mañana.
La falta de comida en los países más pobres del África subsahariana se ve a menudo agravada por los conflictos violentos, que aumentan los precios de los alimentos, acaban con las existencias de los básicos o cortan el acceso humanitario.
ACNUR trabaja para llevar los alimentos necesarios a todos los desplazados forzosos por culpa de la violencia, pero aún sigue siendo necesaria más ayuda.