El 15 de abril estallaron los combates entre el Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Casi siete meses después, el conflicto continúa en un contexto de tensiones intercomunitarias y violencia étnica. No solo no ha terminado, sino que se ha intensificado en todo Darfur, cuando las RSF se hicieron con el control de Nyala, la segunda ciudad más grande de Sudán. Se han devastado barrios, edificios e infraestructuras clave. Ha habido informes de graves abusos contra los derechos humanos, ataques contra civiles, saqueos y ataques étnicos. Según Naciones Unidas, más de 9.000 personas han fallecido desde que comenzara el conflicto.
"Los combates crecen en alcance y brutalidad, afectando a la población de Sudán, y el mundo guarda un escandaloso silencio, aunque persisten impunemente las violaciones del derecho internacional humanitario".
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Las cifras de desplazados son muy elevadas, tanto es así que cada mes de conflicto un millón de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares. Acabamos de comenzar el séptimo mes de conflicto y hay más de 6,9 millones de personas desplazadas. De ellas, más de 5,4 son desplazados internos sumándose a los más de 3 millones que estaban desplazados internamente antes del conflicto y más de un millón son recién llegados a países vecinos. Sudán tiene ahora una de las situaciones de desplazamiento interno más grandes y de más rápido crecimiento en el mundo.
Tal y como dijo Filippo Grandi, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en su discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU: "Es vergonzoso que las atrocidades cometidas hace 20 años en Darfur puedan repetirse hoy con tan poca atención". Y es que este conflicto está pasando totalmente desapercibido por los medios de comunicación. El mundo está dando la espalda a una población tremendamente vulnerable y que necesitan ayuda humanitaria de manera urgente.
"Seis meses y seis millones de personas obligadas a desplazarse, es decir, una media de un millón al mes, es un sufrimiento horrible”.
Mamadou Dian Balde, Director de la Oficina Regional del ACNUR para el Este y Cuerno de África, y los Grandes Lagos, y Coordinador Regional para los Refugiados de la situación en Sudán.
Cada vez más personas de Darfur son empujadas hacia el sur, primero a Chad en las últimas semanas y ahora a Sudán del Sur. En la frontera con Sudán, en Renk, la directora de la División de Relaciones Exteriores del ACNUR, Dominique Hyde, ha sido testigo de escenas dramáticas y asegura: “En los últimos tres días han llegado 10.000 personas en busca de seguridad”. El centro de tránsito de Renk, estaba previsto para unas 2.000 personas y actualmente acoge a más de 20.000, por lo que muchas familias se ven obligadas a refugiarse bajo los arbustos próximos al centro.
Dentro de Sudán, casi 25 millones de personas, lo que supone prácticamente la mitad de la población total, necesita asistencia humanitaria y servicios de protección. Las cifras hablan por sí solas y según la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (CIP), 6,3 millones de personas están a un paso de la hambruna.
Además de la falta de alimentos, la situación del sistema de salud está al límite, ya que hasta el 80 % de los hospitales no funcionan en los estados afectados por los conflictos y esto hace que el 60 % carezca de servicios sanitarios por la falta de personal, medicamentos y equipos. Enfermedades como el cólera, el sarampión, la malaria, diarrea y el dengue están aumentando, en parte, porque se ha unido con la temporada de lluvias. Desgraciadamente, estas enfermedades afectan especialmente a la infancia, sobre todo a los menores de cinco años.
La población se enfrenta a la violencia, al hambre, al difícil acceso al agua potable y a las enfermedades con un sistema de salud tremendamente debilitado. La situación cada vez se hace más complicada mientras el mundo les da la espalda.
Ante la falta de perspectiva de un final del conflicto, de momento, a la población solo le queda recibir ayuda humanitaria y protección.
El 18 de octubre, partió de Kosti un convoy humanitario conjunto interinstitucional de las Naciones Unidas, que llegó a El Fasher, Darfur del Norte, el 28 de octubre, entregando artículos de socorro y medicamentos muy necesarios.
Por otro lado, los países vecinos son clave en esta ayuda humanitaria y sus condiciones también son críticas. Quienes cruzan fronteras, en su mayoría mujeres y niños, llegan a zonas remotas sin nada y con una necesidad desesperada de alimentos, agua, refugio y atención médica. Otra prioridad es el apoyo psicosocial a personas que han presenciado o experimentado una violencia atroz, al igual que la respuesta a los brotes de enfermedades y las altas tasas de desnutrición.
Otra de las preocupaciones es el hacinamiento, a medida que continúan los desplazamientos masivos. Antes de esta crisis, todos los países vecinos ya acogían a un gran número de refugiados y desplazados internos con niveles insuficientes y cada vez menores de financiación humanitaria. Al mismo tiempo, países como Chad y Sudán del Sur luchaban contra el hambre, la inseguridad y los impactos del cambio climático.
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