El coronavirus aún no ha llegado a los campos de refugiados rohingya en Bangladesh, pero ACNUR ya se está anticipando ante un posible escenario de contagios y está construyendo, a contrarreloj, unas instalaciones médicas para tratar y aislar a pacientes en caso de que se produzcan contagios en la zona de Cox’s Bazar. El centro de tratamiento y aislamiento está situado en el campo de Kutupalong. Tendrá capacidad para proporcionar atención médica a 200 personas. De él se beneficiarán tanto la población refugiada como la comunidad de acogida.
Steven Corliss, representante de ACNUR en Bangladesh, explica en el siguiente vídeo cómo se preparan para hacer frente al COVID-19.
Como medida de prevención y para evitar el contagio del virus entre la población, desde el día 25 de marzo todas las actividades consideradas como no esenciales están suspendidas en los 34 campamentos rohingyas en Cox’s Bazar.
Siguen funcionando los servicios de salud, de nutrición, los centros de información y promoción de la higiene y la salud, los servicios de agua y saneamiento, la recepción de recién llegados y la distribución de alimentos y kits de higiene.
ACNUR y sus socios en terreno están llevando a cabo todas las medidas de preparación y respuesta ante el COVID-19. Se han realizado formaciones sobre prevención y control de infecciones para 280 sanitarios que prestan servicios en los campamentos de refugiados, donde viven unas 855.000 personas. Además, personal de alrededor de 250 centros de salud están recibiendo formación sobre el sistema de alerta y respuesta temprana de ACNUR. 800 empleados en sectores clave, como agencias y organismos gubernamentales, también han recibido información.
La información y la comunicación son armas eficaces para afrontar esta situación de emergencia sanitaria. En los campos se están difundiendo mensajes a través de la radio, vídeos o carteles para explicar cómo se propaga el virus, cómo se pueden proteger las personas de él, cuáles son los síntomas, cómo detectarlos y qué medidas de higiene se tienen que adoptar para evitar la propagación.
La promoción de la higiene se ha intensificado en los campamentos. Además, ACNUR y sus socios se están asegurando de que el agua y el jabón lleguen a todo el mundo. Por eso, están aumentando la cantidad de instalaciones para el lavado de manos.
Se están realizando esfuerzos para limpiar y desinfectar áreas comunes y vecindarios en todos los campamentos. El lavado de manos es obligatorio. El distanciamiento social, sin embargo, presenta más desafíos por la proximidad de los refugios.
ACNUR hace un llamamiento a la solidaridad con los trabajadores de la salud. Los sistemas de atención médica se verán sometidos a mucha presión en los próximos meses, y esto afectará especialmente a los profesionales sanitarios. A menudo, durante las crisis sanitarias y humanitarias se les estigmatiza y discrimina por ser considerados "propagadores de enfermedades", cuando la labor que realizan debería ser reconocida y valorada por todos. En este hilo de Twitter, se puede ver cómo los trabajadores sanitarios están trabajando en los asentamientos rohingyas para luchar contra el coronavirus.
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