En Irán hay alrededor de un millón de personas refugiadas. Proceden, en su mayoría, de Afganistán y de Irak. El Gobierno iraní y ACNUR han trabajado juntos para garantizar el acceso a los servicios nacionales de salud a todas las personas refugiadas.
Los tests y los tratamientos contra el COVID-19 serán gratuitos para todas las personas en Irán, incluidas las refugiadas. Además, la cobertura pública sanitaria universal se ha extendido a toda la población, nacionales y refugiados, lo que garantiza el acceso continuado a la sanidad para todos.
ACNUR ha enviado a Irán 4,4 toneladas de material médico, como mascarillas, guantes y medicamentos esenciales para para poder responder a la pandemia del COVID-19. También ha proporcionado equipos de protección personal para los trabajadores de la salud y artículos básicos de higiene, como jabón y toallas de papel desechables, a unas 7.500 familias de refugiados. Además, ha puesto a disposición de la población refugiada líneas directas para que puedan informarse sobre las medidas de prevención y respuesta al COVID-19.
Lo más importante es garantizar que los refugiados tengan acceso a los programas de asistencia y protección y que estén incluidos en la respuesta nacional al COVID-19.
Para limitar el riesgo de que los refugiados o el personal del ACNUR contraigan o propaguen el virus, los centros de recepción de refugiados de ACNUR en todo el país se han cerrado temporalmente.
Moheyman Alkhatavi tiene 24 años. Este enfermero iraquí trabaja en el Hospital Taleghani en Abadán, al sudoeste de Irán. Obtuvo su título de Enfermería gracias a una beca de ACNUR. Trabaja sin descanso desde que se declaró la pandemia para ayudar a los iraníes y a otros refugiados en la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19.
“Recuerdo que la gente me decía que, como era un refugiado, no debía soñar con ir a la universidad. Pero quería marcar la diferencia en la vida de las personas”, dice.
Moheyman forma parte de un equipo de enfermeros que monitorizan a los más de 50 nuevos pacientes que ingresan semanalmente en la unidad de cuarentena del hospital. Comprueba la respiración y otros síntomas y suministra la medicación que estas personas necesitan para aliviar el dolor.
Como Moheyman, otros refugiados del país también se han unido a la lucha contra el COVID-19, por ejemplo, fabricando ellos mismos mascarillas y batas de hospital.
ACNUR necesita 10,76 millones de dólares para adoptar las medidas de emergencia necesarias ante el COVID-19 en Irán, así como para apoyar al sistema nacional de atención médica, para que los profesionales médicos puedan brindar atención médica de calidad a refugiados e iraníes por igual.
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