En la ciudad de Cox’s Bazar, en la costa oeste de Bangladesh cercana a la frontera, el campo de Kutupalong acoge a cientos de miles de refugiados rohingya. En sólo unos meses, después de que estallara la violencia en Myanmar, se ha convertido en el campo de refugiados más grande del mundo.
Tras meses viviendo en refugios improvisados que han ido construyendo donde han podido, familias como la de Jhura y su hijo de 2 años temen la llegada del monzón. Jhura tuvo que huir hace 6 meses separándose de su marido, quien teme que haya sido asesinado: “El monzón está viniendo y me da miedo que el viento me deje sin techo. Hay refugios encima del nuestro que caerían sobre nosotros si hay un deslizamiento de tierra".
A partir del mes de junio, la temporada de fuertes lluvias caerá sobre los débiles refugios que, seguramente, no puedan aguantar el temporal. Desde el comienzo de este año, ACNUR trabaja sin descanso para realojar a las familias más vulnerables y reforzar los hogares de quienes se verán más afectados por las inundaciones.
Ayuda a los refugiados