La escalada de violencia en el Sahel no cesa y afecta a más de tres millones de personas. La crítica situación en la zona está obligando a miles de personas a huir de sus hogares. En Burkina Faso, el número de desplazados internos superó el millón en el mes de agosto, según las estadísticas publicadas por las autoridades nacionales, lo que representa más del 5 % de la población total del país.
Además, las recientes lluvias torrenciales y las inundaciones han afectado a más de 700.000 personas en todo el Sahel. ACNUR está intensificando los esfuerzos para reforzar los refugios existentes, construir nuevos en áreas más seguras y reubicar a las familias desplazadas afectadas.
La región sufre pobreza extrema, inseguridad alimentaria, las consecuencias del conflicto armado, el impacto del cambio climático y la sequía y la pandemia de la COVID-19.
1,7 millones
de desplazados internos.
831.000
personas refugiadas.
650.000
desplazados en lo que va de año.
“El desplazamiento forzado es siempre una señal de crisis. Dado que está creciendo, significa que la crisis no se está abordando lo suficiente”.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Hawa Sawadoga, de 57 años, estaba en su casa en Boukoum, Burkina Faso, cuando hombres armados atacaron su casa y mataron a su esposo y a su hermano menor en su presencia. Los miembros de su familia dicen que Hawa ha tenido pesadillas y se despierta gritando, convencida de que todavía está en la casa donde mataron a su esposo. Ahora se aloja en la casa de su hijo Kouka en Kaya, con otros 32 miembros de la familia que huyeron con ella.
Kouka alquila la casa y su casero le ha dicho recientemente que su familia también podría verse obligada a huir pronto, lo que desplazaría a la familia Sawadoga otra vez.
Más de un millón de burkineses se han visto obligados a huir de los ataques indiscriminados de grupos armados contra la población civil: ejecuciones, violencia de género generalizada y destrucción de infraestructuras civiles, sobre todo, de escuelas.
“Estoy tan traumatizado que ni siquiera puedo recordar lo que pasó. Ni siquiera sé lo que estoy diciendo".
Hawa Sawadoga, desplazada interna.
Hassana, una desplazada nigeriana, se sienta fuera de su refugio en Ouallam con su bebé. ACNUR le ha proporcionado recientemente un refugio.
Desde finales de 2019, la inseguridad en las regiones nigerianas de Tillaberi y Tahoua, que limitan con Burkina Faso y Mali, ha ido en aumento. El número de desplazados internos en las dos regiones se ha duplicado en el último año, alcanzando la cifra de 140.000 (a septiembre de 2020). Ouallam alberga a más de 2.000 desplazados internos y 5.400 refugiados malienses.
Se enfrentan a duras condiciones climáticas, con temperaturas que alcanzan los 45 ° C durante la temporada de calor y tormentas e inundaciones habituales en la temporada de lluvias. Este año, las inundaciones han dejado 80 muertos y más de 460.000 afectados en Níger. ACNUR ha proporcionado refugio de emergencia a 1.000 familias desplazadas en Tillaberi.
"Cuando llegamos no teníamos nada. Mi madre y yo dormíamos bajo un techo de ramas. Cuando llovía no teníamos a dónde ir. Afortunadamente, he recibido materiales para construir un refugio de emergencia. Por primera vez desde que tuve que huir, he vuelto a sentirme una ciudadana".
Hassana, desplazada nigeriana
Unas 4.000 escuelas en los últimos años han sido destruidas o cerradas, lo que afecta a decenas de miles de escolares.
Salamata es una de las afectadas. Tiene 17 años y hace tres que no va a la escuela. En la foto sostiene a su bebé. Cuando este ríe, a ella se le iluminan los ojos. Pero cuando se le pregunta por la escuela, le invade la tristeza.
Salamata dejó su ciudad natal de Djibo, al norte de Burkina Faso, después de que varios extremistas mataran a cuatro de sus tíos cuando estos se negaron a unirse a ellos. Aunque la violencia se había convertido en un hecho cotidiano en Djibo, y todas las escuelas habían sido cerradas, este suceso devastador hizo que, finalmente, Salamata y su familia abandonasen sus hogares.
ACNUR ha aumentado la ayuda al Sahel Central este año. Ha brindado alojamiento de emergencia a 81.000 personas desplazadas, ha utilizado clínicas de salud móviles para llegar a supervivientes de violencia sexual y de género y ha brindado servicios de atención médica esenciales a más de 300.000 personas en respuesta a la pandemia del coronavirus.
Ayuda a los refugiados