El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas advirtió el pasado día 6 de enero que “la hambruna se está extendiendo” a medida que la crisis en el país empeora. Una crisis que comenzó en abril de 2023 y que provocó el inicio de un conflicto que, casi dos años después, todavía no ha terminado. Esta guerra ha dejado ya más de 12,3 millones de desplazados forzosos, de los cuales casi 8,8 millones son personas que permanecen dentro del país.
La directora de operaciones y defensa de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Edem Wosornu, habló ante el Consejo de Seguridad sobre la protección de los civiles en los conflictos armados en Sudán. Allí se expuso el sufrimiento por el que está pasando la población que está alcanzando niveles devastadores y por el que 3,2 millones de personas ya han buscado refugio en países vecinos.
Wosornu describió lo que está pasando en Sudán como “una crisis humanitaria de proporciones asombrosas”. También mencionó que esta catástrofe “provocada por el hombre”, impulsada por un conflicto que parece no tener un final cerca, ha desmantelado los sistemas alimentarios, dejando a millones de personas ante un peligro inminente. La interrupción de la producción de alimentos y el colapso de las condiciones del mercado han agravado la crisis.
Los conflictos y los desplazamientos son los principales factores que agravan la inseguridad alimentaria, exacerbada por las limitaciones al acceso humanitario, según explicó la Directora General Adjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Beth Bechdol.
Tal y como afirmó Edem Wosornu, en la actualidad hay condiciones de hambruna en cinco zonas, destacando los campos de desplazados internos de Zamzam, Al Salam y Abu Shouk, así como las montañas Nuba occidentales.
El Comité de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases advirtió que, sin una intervención inmediata, la hambruna podría extenderse a otras cinco regiones, incluidas Um Kadadah y El Fasher, hacia mediados de 2025, y que 17 áreas adicionales podrían estar en grave riesgo. Además, resaltaron que los grupos vulnerables, como mujeres, niños y ancianos, están siendo desproporcionadamente afectados.
Bechdol recordó al Consejo las terribles consecuencias de este tipo de crisis: "En crisis extremas como esta, decenas de miles de muertes ya han ocurrido antes de que se declare oficialmente una hambruna".
Evaluaciones recientes indican que más del 16 % de los hogares en las zonas afectadas padecen actualmente una inseguridad alimentaria catastrófica.
“El hambre y la inanición se están extendiendo por las decisiones que se toman a diario para continuar con esta guerra sin tener en cuenta el costo para los civiles”.
Edem Wosornu, directora de operaciones y defensa de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
La situación es tan difícil que, a pesar de los incesantes esfuerzos de las organizaciones, las barreras logísticas obstaculizan la entrega de ayuda humanitaria.
Wosornu comentó que zonas clave de Kordofán del Sur están prácticamente aisladas de la ayuda externa y “los visados para el personal humanitario no se conceden con la suficiente rapidez”. Algo positivo y que supuso un avance fue que el día 25 de diciembre llegó a Jartum un convoy de 28 camiones procedente de Port Sudan con alimentos, suministros nutricionales y otros tipos de asistencia. A pesar de esto, todavía quedan muchos desafíos que resolver. Es muy preocupante que casi el 90 % de los hogares de familias desplazadas no pueden comprar alimentos.
Ante una situación tan extrema como la que está viviendo Sudán, es esencial la unificación de la ayuda. Por eso, durante la sesión informativa del Consejo de Seguridad, tanto Beth Bechdol como Edem Wosornu, hicieron un llamamiento al apoyo internacional. Ambas instaron a los gobiernos a priorizar la financiación, garantizar rutas de ayuda seguras y presionar a las partes involucradas para que cesen las hostilidades.
El Plan de Respuesta y Necesidades Humanitarias de Sudán para 2025 necesita 4.200 millones de dólares para apoyar a 21 millones de personas, y 1.800 millones de dólares adicionales para las personas refugiadas en los países vecinos.
Tal y como concluyó Bechdol, “Millones de vidas corren peligro, al igual y que la estabilidad de muchos países de la región”. Actualmente, Sudán es el único país con hambruna confirmada y ahora es un momento crucial en el que, si no se toman medidas urgentes para estabilizar la seguridad alimentaria, es muy probable que la situación empeore.
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