En las últimas 24 horas han caído 300 l/m2, el equivalente a casi la mitad de la media mensual de lluvias de julio en un solo día. Estos fenómenos climáticos, los deslizamientos de tierra y las inundaciones añaden más sufrimiento y aumentan las necesidades humanitarias de las personas rohingya refugiadas en Bangladesh. Según ACNUR, la época de lluvias en Bangladesh se está agravando debido a los efectos del cambio climático.
La temporada de monzones, que se prolongará durante los próximos tres meses, multiplica las amenazas y vulnerabilidades para las comunidades de acogida y los refugiados rohingya, que viven hacinados en el mayor asentamiento de refugiados del mundo.
No está siendo un año fácil para la población rohingya en Cox’s Bazar. En marzo, un devastador incendio arrasó los campamentos de la zona. Además, la pandemia está complicando aún más la situación. El reciente aumento de casos ha provocado el cierre del país. Ahora, la temporada de monzones amenaza de nuevo su seguridad.
ACNUR y sus socios están ayudando a los refugiados rohingya a construir, reconstruir y reparar infraestructuras en sus comunidades. Están proporcionando ayuda básica de emergencia a las personas que han tenido que ser reubicadas temporalmente. Hasta el momento, más de 5.000 personas refugiadas han sido reubicadas temporalmente en alojamientos de familiares o en instalaciones públicas.
Los voluntarios de ACNUR y sus socios están trabajando día y noche en las labores de rescate y están asistiendo a las personas afectadas.
Las necesidades son enormes, y la falta de financiación puede poner en peligro miles de vidas. Hasta ahora, ACNUR solo ha podido recaudar el 30 % de los fondos necesarios para hacer frente a la emergencia rohingya en Bangladesh.
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