Desde diciembre de 2024, aproximadamente 2.000 personas llegan diariamente a Renk, Sudán del Sur, escapando del conflicto en Sudán. Con estas cifras, el país ha alcanzado el alarmante récord de un millón de personas refugiadas desde que la guerra estalló en abril de 2023, según informan la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La mayoría de las personas refugiadas que llegan a Sudán del Sur son ciudadanos sursudaneses que vivían en Sudán tras haber huido previamente de la guerra civil en su país de origen. Ahora, enfrentados a una nueva ola de violencia, se han visto forzados a regresar. Sin embargo, también hay miles de sudaneses y de otras nacionalidades que han buscado refugio en Sudán del Sur.
Desde que se inició el conflicto, más de 770.200 personas han entrado por Wunthou (en la región de Joda), en la frontera norte, mientras que otros miles han cruzado por Majokyinthiou, Panakuach y Abyei Amiet. Estos puntos fronterizos se han convertido en zonas de referencia para las personas desplazadas que buscan ponerse a salvo. La OIM y ACNUR, se encuentran en estos lugares, encargándose de hacer registros biométricos y asesoramiento y seguimiento de la población.
“El pueblo de Sudán del Sur sigue mostrando una generosidad extraordinaria, dando la bienvenida a quienes lo necesitan y compartiendo los pocos recursos que tiene, pero no puede asumir esta enorme responsabilidad solo”.
Sanaa Abdalla Omer, Representante Adjunta de ACNUR en Sudán del Sur.
ACNUR y la OIM han estado proporcionando transporte, asistencia en efectivo, refugios temporales, artículos básicos, atención médica y servicios psicosociales. Sin embargo, la magnitud del desplazamiento ha sobrecargado los recursos disponibles. Los refugios de tránsito en Renk, diseñados para albergar a unas 4.800 personas, actualmente acogen a más de 16.000, cuadruplicando su capacidad y generando una crisis sanitaria y de abastecimiento.
Según Sanaa Abdalla Omer, Representante Adjunta de ACNUR en Sudán del Sur, "la llegada de más de un millón de personas refleja la creciente magnitud de esta crisis. Cada día, más familias se ven obligadas a tomar la difícil decisión de huir de la violencia en Sudán y buscar seguridad al otro lado de la frontera. El pueblo de Sudán del Sur sigue mostrando una generosidad extraordinaria, pero no puede asumir esta responsabilidad solo. Abdalla pide el apoyo de la comunidad internacional para que intensifique su apoyo y garantice que tanto las familias desplazadas como las comunidades de acogida reciban el apoyo que necesitan desesperadamente.
Por su parte, Vijaya Souri, Jefa de Misión de la OIM en Sudán del Sur, advirtió que "la crisis en Sudán sigue intensificándose y es crucial garantizar un apoyo sostenible tanto para las comunidades desplazadas como para las de acogida, ya que los recursos locales como la atención sanitaria, el agua y el refugio se están agotando peligrosamente".
El Plan de respuesta y necesidades humanitarias de Sudán del Sur para 2025 prevé la llegada de otros 337.000 refugiados, lo que aumentará aún más la presión sobre los recursos limitados del país. Mientras tanto, la situación sanitaria se deteriora, con un brote de cólera que subraya la urgencia de mejorar el acceso al agua potable y los sistemas de salud.
ACNUR y la OIM han reiterado su compromiso de continuar proporcionando ayuda, pero insisten en que la financiación sigue siendo insuficiente. La comunidad internacional debe intensificar su apoyo para evitar una catástrofe humanitaria mayor y garantizar que la población refugiada y las comunidades de acogida reciban la ayuda que tanto necesitan.
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