El país está viviendo una espiral de violencia desde el 15 de abril de 2023 cuando se iniciaron los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Más de ocho meses después, el conflicto, lejos de terminar, se ha intensificado, especialmente desde el 15 de diciembre cuando Wad Madani, la segunda ciudad más grande de Sudán cayó en manos de las paramilitares RSF.
La violencia que sufre la población de Sudán por estos enfrentamientos desde abril del año pasado ha provocado que más de 7 millones de personas se hayan visto obligadas a huir de sus hogares. De esa cifra, que no deja de crecer, más de 5,5 son personas desplazadas internamente que no han llegado a cruzar fronteras. Los que sí lo han hecho llegan a países vecinos como Chad, Etiopía, República Centroafricana, Sudán del Sur o Egipto que ya están sufriendo condiciones muy complicadas y que ahora reciben a las personas refugiadas que huyen de Sudán.
Desde que capturaron la ciudad de Wad Madani, en el estado de Gezira, el reclutamiento de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) aumentó en todo el estado colindante de Río Nilo. Según los informes, los partidarios del ejército están reclutando a hombres jóvenes y algunos están siendo detenidos, torturados o asesinados por motivos étnicos o tribales. También hay informes de saqueos de estructuras civiles y humanitarias en la ciudad.
Han aumentado los puestos de control entre las ciudades de Gedaref y Sennar, en las rutas hacia Sudán del Sur y Etiopía, respectivamente lo que está impidiendo la circulación de personas. En Wad Madani también se han establecido puestos de control de seguridad y en Puerto Sudán, considerada la ruta más rápida de salida, ha aumentado la presencia militar y, por tanto, la tensión.
Según los informes, las principales rutas de salida de Wad Madani, Tamboul y Hasahisa están casi completamente bloqueadas para los civiles que intentan huir, tal y como señalan los equipos del sector de Protección de ACNUR en Sudán.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) entre 250.000 y 300.000 personas han sido desplazadas de Wad Medani y las zonas vecinas, muchas de las cuales ya habían huido de Jartum y sus alrededores en enfrentamientos anteriores. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el estado de Gezira acoge a cerca de 500.000 desplazados internos en más de 1.300 localidades. En este estado, los enfrentamientos están poniendo en peligro a la población civil y se les estaba impidiendo salir con seguridad de las zonas afectadas por el conflicto.
El Grupo Sectorial de Protección de ACNUR instó a todas las partes en el conflicto a tomar todas las precauciones posibles para proteger a los civiles y permitir que los que deseen huir de las zonas de conflicto puedan hacerlo en condiciones de seguridad.
Foto: © ACNUR/Modesta Ndubi
Los enfrentamientos y la violencia que vive el país están impactando directamente sobre el sistema sanitario del país que ya estaba deteriorado antes del conflicto.
La Organización Mundial de la Salud ya ha advertido de la crisis sanitaria y humanitaria que asola el país y ha instado a la comunidad internacional a que aumenten la ayuda financiera.
Los ataques también han llegado a los centros sanitarios y al menos el 70 % no están funcionando. Según el Sindicato de Médicos de Sudán, todas las instituciones sanitarias de la ciudad de Wad Madani están actualmente inaccesibles debido a la escalada del conflicto en el estado de Gezira.
Esto unido a la falta de alimentos y de agua hacen que sea mucho más sencilla la propagación de enfermedades contagiosas. Según la OMS hay al menos 8.267 casos sospechosos de cólera, incluyendo 224 muertes asociadas en 46 localidades en nueve estados del país.
"Se necesita una acción urgente para revertir el empeoramiento del conflicto en Sudán en medio de las crisis humanitarias y sanitarias cada vez más profundas, con el nuevo desplazamiento de cientos de miles de personas, principalmente mujeres y niños".
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.
El 22 de diciembre, ACNUR publicó un informe sobre la violencia de género en Sudán, en el que daba la voz de alarma por la tasa de violencia sexual contra mujeres y niñas relacionada con el conflicto y destacaba que el número de personas que necesitan servicios de atención a la violencia de género ha ascendido a 4,2 millones.
Por otro lado, ACNUR está entregando ayuda en forma de artículos no alimentarios a las nuevas poblaciones desplazadas desde el estado de Gezira hasta el estado de Gedaref, al tiempo que se prepara para responder en el estado de Sennar en coordinación con organizaciones asociadas.
En el país vecino de Sudán del Sur, el número de recién llegados a Renk sigue aumentando, con más de 2.800 llegadas sólo en un día como el 23 de diciembre. Muchos carecen de recursos económicos para continuar su viaje desde el paso fronterizo de Joda. La vulnerabilidad de las familias que llegan está aumentando visiblemente, con un elevado número de mujeres, niños y ancianos.
En Chad, país vecino que más refugiados sudaneses acoge, ACNUR y sus socios han atendido a más de 230.000 personas con necesidades sanitarias y a más de 190.000 niños, niñas y mujeres embarazadas y lactantes para prevenir casos de malnutrición.
Foto principal: © ACNUR/Ariadne Kypriadi
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