Mientras en otros países las decenas de crisis de refugiados apenas aparecen en los periódicos y telediarios, los países vecinos de las mayores guerras y conflictos de todo el mundo abren sus puertas de par en par a miles de refugiados. Uganda es el mejor ejemplo de ello. Dentro de sus fronteras, han conseguido que quienes llegan escapando para salvar su vida no se sientan extranjeros en un ejemplo mundial en acogida de refugiados.
Tanto es así que, este país ejemplo de acogida a refugiados, fue designado como piloto por la ONU para dar ejemplo al resto del mundo de cómo integrar a quienes llegan en su tejido productivo. Los refugiados en Uganda pronto comienzan a producir su propia comida y generar ingresos no sólo para autoabastecerse, también para a impulsar con su trabajo la economía del país.
Todo ello gracias a que su gobierno siempre ha sabido darles las herramientas para ello: parcelas donde cultivar, posibilidad de trabajar, abrir sus propios negocios y establecer su vivienda. Uganda deja claro que no es necesario ser rico para ser solidario.
Situado entre algunos de los mayores conflictos del mundo, Uganda nunca ha dudado en acoger a quienes lo necesitaron. Desde los 50, en sus fronteras se han refugiado personas de 6 países distintos, aunque hasta el día de hoy nunca se había visto tan sobrepasado.
Aunque su tamaño no suma más que el de un pequeño pueblo, Nueva Bujumbura es para muchos un símbolo de acogida. En honor a la capital de Burundi, el país natal de quienes viven allí, se erguía en Uganda este nuevo hogar para miles de refugiados. Se les ofrecen parcelas para cultivar, la posibilidad de emprender su negocio y servicios básicos como colegios, farmacias, talleres o incluso restaurantes.
Volver a su país es, para ellos, algo impensable mientras la violencia continúa. Uganda les permite emprender una nueva vida fuera de los campos, no sólo como lugar de paso sino como un nuevo hogar donde quedarse.