Tras más de dos décadas de enfrentamiento latente y prolongado en la región de Darfur, al oeste de Sudán, en abril de 2023 estalló un fuerte conflicto abierto entre las fuerzas armadas sudanesas y grupos opositores, desencadenando una de las mayores crisis humanitarias actuales y acabando con la vida de más de 25.000 personas (algunas estimaciones sitúan la cifra de muertos en 150.000).
Para enero de 2024, 7,8 millones de personas habían sido desplazadas por la fuerza, con más de 1,6 millones cruzando a países vecinos como la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur, y alrededor de 6 millones desplazadas internamente. Los combates en varias regiones de Sudán siguen aumentando, uniéndose al conflicto cada vez más grupos, y, en consecuencia, los desplazamientos forzosos de civiles tampoco paran de crecer.
Por su lado, Chad, uno de los países más pobres del mundo, se enfrenta a una crisis interna multidimensional y prolongada, con un 30,9% de la población viviendo en una situación de pobreza extrema. Esta crisis, sumada a las tensiones en los países vecinos, está teniendo un grave impacto en las personas más vulnerables.
A pesar de todo ello, a fecha de junio de 2024, Chad albergaba a más de 1,2 millones de personas refugiadas y solicitantes de asilo, además de a más de 200.000 desplazadas internas y casi 80.000 retornadas chadianas. Dentro de este total hay más de 1,1 millones de refugiados, principalmente sudaneses.
La afluencia de refugiados ha sobrepasado totalmente las capacidades del país, y la situación es particularmente crítica en la provincia de Ouadaï, en el este del país, que acoge a más del 70% de los recién llegados. En este contexto, las mujeres y las niñas son particularmente vulnerables a determinados riesgos, especialmente a la violencia sexual y de género (VSG). En 2024, Chad ha ocupado el puesto número 144 de 146 países en el Índice Global de Brecha de Género, que tiene en cuenta la salud reproductiva, el empoderamiento y la actividad económica.
Es por todo lo anterior que el Gobierno Balear ha apoyado la labor del ACNUR, con 300.000 euros destinados a combatir la violencia sexual y de género entre la población sudanesa refugiada y la chadiana de acogida en el este de Chad. Esto se está consiguiendo a través de asistencia psicosocial, asesoramiento legal, formaciones y la generación de espacios seguros, entre otras muchas actividades. Se estima que esta contribución impactará a una población objetivo de más de 200.000 personas (más de 133.000 mujeres y más de 67.000 hombres).
Desde el Comité español de ACNUR, agradecemos el fundamental compromiso y apoyo del Gobierno Balear para luchar contra la violencia de género entre las personas desplazadas por el conflicto en Sudán y las comunidades de acogida en Chad.
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