La ciudad habitada más antigua del mundo, Erbil (Irak), ha pasado de ser terreno de combate a un hogar de acogida para los refugiados sirios.
El Dr. Mohammed Issa llegó en 2014 a la ciudad de Erbil como refugiado sirio. A diferencia de las comunidades de acogida que imponen restricciones estrictas a los empleos para los refugiados, los sirios que viven en Erbil y en otras partes de Kurdistán iraquí tienen la libertad de trabajar, siempre que cuenten con las cualificaciones necesarias.
Esta elección de la ciudad iraquí de acoger y abrir los mercados laborales ha beneficiado tanto a los sirios como a los locales, según el gobernador. Para Mohammed, ha hecho posible seguir practicando la medicina en Irak, donde visita cada día a los enfermos del campamento de refugiados de Darashakran, cerca de la capital del Kurdistán iraquí. “La ciudad nos acogió. Facilitaron permisos de residencia, permitieron que todos trabajaran”, asegura Mohammed.
A pesar de que las reducidas tarifas que recibe por las visitas a domicilio apenas cubren el precio del combustible, el Dr. Mohammed Issa no se muestra preocupado.
“Quiero ayudar a los sirios tanto como pueda. No pueden darse el lujo de venir a verme, son pobres. Hago visitas a domicilio porque no puedo permitir que una persona pobre pague un viaje en taxi a la ciudad”, explica.
Cuando termina las citas en una clínica privada de Erbil, el Dr. Issa se desplaza hasta los domicilios de personas mayores sirias a quienes ofrece terapia física. Después de masajear suavemente los pies y las piernas de sus pacientes, les explica los ejercicios a realizar hasta su próxima visita. Poder practicar la medicina como refugiado, dice, refleja la apertura de la ciudad a la que ha llamado su hogar desde que huyó de Siria con su familia.
Aunque muchos viven en el campamento que el Doctor Issa visita a diario, la mayoría de los sirios que han llegado al Kurdistán iraquí decidieron vivir en ciudades como Erbil, la más grande de todas y un bullicioso centro económico que forma parte de una creciente red global de municipios que están optando por acoger a los refugiados y las oportunidades que traen con ellos. Desde São Paulo hasta Viena, estas ciudades dan esperanza a los más vulnerables al ofrecer protección y la oportunidad de convertirse en parte del tejido social.
Aunque la decisión de acoger a los refugiados sirios fue impulsada por sus preocupaciones humanitarias, el gobernador de Erbil, Nawzad Hadi Mawlood, explica que permitirles moverse y trabajar libremente ha beneficiado a la ciudad y a su gente: “Los que están en los campamentos viven de la asistencia que reciben, pero los que están fuera dependen de sí mismos. No hay restricciones para que los refugiados trabajen. Son como cualquier otro ciudadano que vive en Erbil”.
Para el Dr. Mohammed Issa, las políticas de Erbil han sido mucho más beneficiosas que cualquier asistencia humanitaria tradicional. Ha podido mantenerse a sí mismo y a su familia, sin la pérdida de identidad y estatus que tantos refugiados alrededor del mundo experimentan.
“Estas son personas cualificadas que trabajaron en varios sectores en Siria son un valor añadido, trajeron nuevas culturas, nuevas ideas, enriqueciendo la ciudad de diferentes maneras”.
Nawzad Hadi Mawlood , gobernador de Erbil, Irak.