Todo indica que la ofensiva en Mosul empeorará en las próximas semanas según aumenta la intensidad de los combates en el oeste. Se estima que 400.000 personas viven en la Vieja Ciudad, al oeste de Mosul, y 600.000 continúan al oeste del Río Tigris.
La zona oeste de Mosul, tomada por los rebeldes, coge como rehenes a cientos de miles de civiles que se ven entre la espada y la pared. En primera línea de la ofensiva de Mosul, las fuerzas del gobierno intentan recuperar la ciudad de los extremistas y la lucha se vuelve más intensa, según cuenta el representante de ACNUR en Irak.
“No les importa (a los miembros del ISIS) a quién matan. Les da igual que sean niños o mujeres”
Omar Al Dabbagh, técnico de terreno de ACNUR en Irak.
No tienen agua, comida o combustible para calentarse cuando cae la noche. A ello, se suman las amenazas de los extremistas que les instan a unirse a ellos para combatir, según cuenta Omar. Alrededor de 10.000 personas consiguen huir cada día arriesgando su vida entre combates y bombardeos. Para Bruno Geddo, representante de ACNUR en Irak, lo peor está por venir.
Cada vez son más quienes salen del oeste de Mosul y buscan seguridad en casas de parientes o amigos, o en edificios abandonados. ACNUR les da protección y ha distribuido 33.309 kits de atención primaria con estufas y bidones a través de sus equipos móviles.
“Liberar a Mosul es necesario, pero no suficiente. También tenemos que proteger a los civiles y dar respuesta humanitaria”. Bruno Geddo, Representante de ACNUR en Irak.
En marzo, ACNUR abría un nuevo campo de desplazados en el área de Mosul, bajo el nombre de Chamakor, para recibir a quienes huyen del oeste de la ciudad ante la nueva ofensiva de Mosul.
ACNUR tiene actualmente 13 campos abiertos o en proceso de construcción con la capacidad de albergar a 145.000 personas. En total, más de 195.000 desplazados se refugian en 21 campos de los alrededores de Mosul y, aunque aún quedan plazas para 109.000, la capacidad en los campos del este se está completando y los del sur ya están completos.
La Agencia de la ONU para los Refugiados trabaja en la construcción de otros dos campos cerca de Mosul, Hasansham y Hammam Al-Alil, con capacidad para 30.000 personas. Otro campo, al sureste de Mosul, pronto comenzará a construirse. Además, ACNUR estudia ampliar la capacidad de los campos en el norte de la ciudad, aunque su mayor desafío es encontrar terrenos apropiados.
Desde octubre de 2016, más de 211.572 personas han tenido que huir de sus casas en Mosul a causa de la ofensiva. De ellos, más de 50.000, desde las últimas operaciones en el oeste de la ciudad, que comenzó en febrero.
El hambre y la inseguridad son los principales motivos para huir para los desplazados, que cuentan cómo los grupos armados atacan las áreas tomadas por las Fuerzas de Seguridad de Irak.
Llegan a los campos traumatizados, hambrientos y deshidratados, muchos sin zapatos, con la ropa empapada y después de caminar largas distancias. Algunos han dejado a familiares atrás esperando volver a encontrarse. Según los entrevistados, en las últimas semanas sólo comían una vez al día, comida basada en harina y agua, a veces complementada con pan y salsa de tomate.
A pesar de los recursos a disposición de los desplazados de la ciudad de Mosul, Omar se pregunta: “¿Son suficientes? No, no son suficientes”. Los desplazados eran gente normal: vivían en bonitas casas, iban al colegio, trabajaban y llevaban una vida normal. Aunque ACNUR despliega todos sus esfuerzos ante esta emergencia, hacen falta más recursos.
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