El convoy humanitario de ACNUR y otras organizaciones humanitarias ha entregado comida, medicinas y otros materiales de ayuda humanitaria a 44.000 habitantes sin suministros en Jayrud, una ciudad sitiada en Siria...
Shamsa y Thuha son hermanas y refugiadas. Aprendieron a esquivar las bombas antes incluso que a leer y escribir. La mayor, aún recuerda cuando estalló la guerra en Siria:...
Decenas de fotógrafos de todo el mundo se trasladan a países en guerra, en conflicto o a los lugares con las climatologías más adversas. Sus imá...
Calentar el agua, alumbrar sus casas, mantener la comida refrigerada o cargar el móvil para comunicarse con amigos y familiares era, hasta hace meses, un imposible para los miles...
Entérate de los conciertos solidarios a los que puedes asistir en tu ciudad y convierte tu tiempo de ocio en ayuda para las personas que han tenido que huir...
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y Google lanzan una web para dar respuesta a las principales preguntas sobre refugiados sirios en todo el mundo. Para Filippo...
ACNUR Euskal Batzordea presenta la semana del 5 de junio un ciclo de conferencias en Bilbao, Vitoria y Donostia, denominado "Otra historia de la historia”, donde se debatirá sobre la presencia...
Un nuevo spot publicitario de ACNUR llega a la televisión con el lema “No podemos cambiar la historia. Pero sí cambiamos historias”.
Volver a Empezar es el primer podcast del Comité Español de ACNUR, conducido y presentado por Molo Cebrián, creador de Entiende Tu Mente o Saliendo Del Círculo.
En esta nueva temporada de Volver a Empezar hablamos con mujeres que se han visto desplazadas por la fuerza, pero que no se dejan definir por estas circunstancias. Son mujeres incansables, que día a día superan la adversidad y la desigualdad y que además luchan por aquello en lo que creen: una vida digna para todas, para poder vivir en paz. Casi 60 millones de mujeres y niñas están desplazadas en todo el mundo, a ellas les dedicamos la novena temporada del Podcast del Comité español de ACNUR.
En la Temporada 8 de "Volver a empezar", el podcast del Comité español de ACNUR, nos preguntamos: ¿Puede el deporte convertirse en refugio? Para responder a esta pregunta hemos hablado con varias personas refugiadas que han tenido que huir de sus hogares, dejar su país y comenzar de cero en España. Personas a las que el deporte les ha salvado la vida. ¿Y cómo es posible esto? En muchas ocasiones lo es gracias a organizaciones, fundaciones y asociaciones que apuestan por el deporte como herramienta integradora de las personas refugiadas. Y es que el deporte integra, empodera, une, ayuda y puede convertirse en hogar, especialmente cuando el tuyo ha quedado muy lejos.
¿Te imaginas tener que abandonar tu país y empezar de cero para poder salvar tu vida? El protagonista de esta temporada tuvo que hacerlo: le llamaremos Juan. Por motivos de protección, prefiere no decir su nombre, ni de dónde viene, pero sí puede contarnos cómo ha logrado comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo de la llamada España rural, ayudando a combatir el despoblamiento. Allí, donde muchos otros no quieren ir, Juan está construyendo un hogar seguro junto a su familia. Acompáñanos a conocer su historia en la séptima temporada del podcast del Comité español de ACNUR.
El cambio climático ha llegado para quedarse y marcar nuestro presente y nuestro futuro. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene y cómo podemos luchar ante su avance? ¿Cómo afecta a las personas más vulnerables del planeta? En la temporada 6 de "Volver a empezar" resolvemos estas preguntas sobre el cambio climático hablando con expertos en el tema. Te esperamos.
Como no podía ser de otra manera, dedicamos la Temporada 5 de Volver a empezar a Ucrania. Queremos conocer de cerca cómo se vive en un país en guerra, cómo es huir de este conflicto y comenzar de cero en un lugar nuevo. Pero también vamos a mostrar qué labor está realizando Acnur en esta situación y cómo podemos ayudar cada uno de nosotros. Te esperamos.
Esta es la historia de una persona que gracias al boxeo tuvo una segunda oportunidad. No solo ella, sino también toda su familia.
Ella es Sadaf. Mujer, boxeadora, refugiada, valiente y luchadora. Nació en Afganistán, uno de los peores países del mundo para nacer mujer. Si quieres conocer su historia, ¡dale al play! y si te emociona tanto como a nosotros, comparte este podcast.
La tercera temporada de Volver a Empezar tiene nombre propio: Sergio Chekaloff. Una persona que ha pasado 74 años buscando el reconocimiento de una nacionalidad.
Su historia es la de millones de personas en todo el mundo que carecen de derechos políticos, jurídicos y sociales por el hecho de no ser considerados ciudadanos. Son apátridas.
En esta segunda temporada de Volver a Empezar conoceremos a Sergio, Gleici y Cristian. Ellos se vieron obligadas a abandonar sus países y que al llegar a España se toparon con una situación excepcional por la pandemia de COVID-19. A pesar de sus dificultades personales, y aún a riesgo de contagiarse, volvieron a armarse de valor para ayudar a quienes más lo necesitaban.
Befriending es la primera temporada de Volver a Empezar. En ella conoceremos la historia de tres mujeres valientes. Dos de ellas lo dejaron todo atrás en sus países para volver a empezar. Una vez en España, forjaron una amistad que les ha ayudado a salir adelante en el día a día.
Amin Awad, director de la Oficina de ACNUR para Oriente Medio y el Norte de África, hizo estas declaraciones durante una misión a Homs a comienzos de esta semana y conversó con personas desplazadas internas en el refugio Mohammad Durra , así como en un centro de distribución en la ciudad destruida por los combates, que se encuentra en el oeste del país “Las necesidades son inmensas en todas las ciudades sirias”, dijo Amin Awad, que también es el coordinador regional para refugiados de Naciones Unidas. “A la gente le hace falta de todo… Esto es realmente una tragedia humanitaria que se está desarrollando ante nuestros ojos”, añadió Awad, quien deseaba poder evaluar las necesidades en Homs y el impacto de la ayuda de ACNUR. La Agencia de la ONU para los Refugiados emplea una flota de 250 camiones para entregar ayuda humanitaria a 14.000-15.000 familias cada semana (unas 75.000 personas). Algunos de estos desplazados viven en zonas de difícil acceso debido al conflicto y a la inseguridad general. “Estos materiales de primera necesidad están ayudando a las familias en las zonas afectadas por el conflicto a sobrevivir en circunstancias extremadamente difíciles, a cubrir sus necesidades más básicas, a preservar su dignidad y a prevenir problemas de salud”, apuntó Awad. Pero las necesidades son enormes y, mientras él hablaba con los medios, 44 contenedores con ayuda de ACNUR estaban siendo trasladados a un almacén tras haber llegado en dos barcos al puerto sirio de Tartus. ACNUR tiene previsto distribuir esta asistencia de emergencia principalmente en ciudades y pueblos de difícil acceso, como Homs, Idlib, Alepo, Hama, Raqqa, Deir Ezzor y Latakia. ACNUR se está afanando por ofrecer materiales de ayuda humanitaria a 3 millones de desplazados internos, además de atención sanitaria, refugio, ayuda económica y protección a cientos de miles de personas más. Hasta la fecha, ACNUR ha ayudado a unos 2,4 millones de personas en las 14 gobernaciones sirias. Alrededor del 40% de los materiales de ACNUR se han distribuido en zonas peligrosas. La Agencia también ayuda a más de 2 millones de refugiados sirios en países vecinos. Tarik Kurdi, Representante de ACNUR en Siria, señaló que los retos de conseguir más ayuda en estas zonas difíciles eran numerosos e importantes, pero que ACNUR estaba “decidido a conseguir para los sirios vulnerables la asistencia que necesitan”. También añadió que, con el descenso de las temperaturas, “estamos acelerando el trabajo para ayudar a la gente a prepararse para el tercer invierno en Siria en medio del conflicto”. ACNUR tiene previsto transportar vacunas contra la polio que son muy necesarias en varias zonas aisladas y de difícil acceso en el norte y el noreste de Siria, donde miles de niños se beneficiarán de una campaña de vacunación contra la polio y el sarampión. ACNUR coordinará estos esfuerzos sobre el terreno con las autoridades locales, UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Amin Awad, que llegó a Damasco el domingo, también visitó las operaciones de ACNUR en la capital siria, incluyendo un centro de distribución de ayudas económicas. Durante su visita mantuvo conversaciones sobre la situación en el país con altos representantes gubernamentales de los ministerios de asuntos exteriores, asuntos sociales, economía, administración local y vivienda. ACNUR también firmó un acuerdo para construir 200 viviendas en el Damasco rural para las personas desplazadas por el conflicto. Hasta ahora ACNUR ha rehabilitado refugios que acogen a 35.000 personas. Subrayando el importante apoyo de la comunidad internacional a los sirios desplazados dentro y fuera del país, Amin Awad concluyó diciendo que “las necesidades son enormes”.
El brote de la enfermedad coincidió con una nueva oleada de refugiados desde el estado sudanés de Nilo Azul durante el verano de 2012. La hepatitis E, que está vinculada a malas condiciones higiénicas y sanitarias, se transmite al no lavarse las manos y por la contaminación fecal del agua y los alimentos. Como primera respuesta, ACNUR y las agencias humanitarias redoblaron sus esfuerzos para ofrecer suficiente agua potable y un número adecuado de letrinas equipadas con puntos de agua para el lavado de manos. “Hoy, en todos los campos, los refugiados reciben 22 litros de agua por persona, cantidad suficiente para cubrir las necesidades diarias personales y domésticas”, dice Adan Ilmi, jefe de la oficina de ACNUR en Maban. “Además, la tasa de cobertura de letrinas es de una por cada 17 personas”. Con el fin de garantizar que las instalaciones de saneamiento se usaban adecuadamente y que se adoptaban prácticas de higiene, se llevó a cabo inmediatamente una amplia estrategia de formación y sensibilización pública sobre estos temas en los cuatro campos de refugiados. Paralelamente, los trabajadores de salud y los encargados de la higiene enseñaron a los refugiados la importancia de lavarse las manos. Se hicieron demostraciones frecuentes de cómo usar el jabón y la ceniza, al tiempo que se distribuyeron regularmente bloques de jabón. También vigilaron la limpieza de las letrinas y sensibilizaron sobre su uso para evitar que se defecara al aire libre. Con 46.000 habitantes, Doro es el asentamiento de refugiados más poblado del condado de Maban. Está congestionado y durante la temporada de lluvias es propenso a las inundaciones, lo cual puede dejar muchas letrinas inutilizables en algunas zonas del campo. Mientras prosigue la reconstrucción y rehabilitación de algunas de estas letrinas para frenar la propagación de hepatitis E y otras enfermedades transmitidas por el agua, ACNUR está trabajando en una estrategia para reubicar a más de 10.000 refugiados desde estas zonas inundables del campo de Doro. La tasa de transmisión de la hepatitis E en Doro alcanzó su pico el pasado verano con entre 50 y 80 casos detectados por semana. Hoy, como resultado de la rigurosa campaña de higiene, el número de nuevos casos ha descendido una media de 16 personas por semana. “Ahora que los mensajes sobre las buenas prácticas de higiene se han diseminado y entendido, las agencias estamos trabajando para garantizar que gestos como lavarse las manos se conviertan en algo normal y formen parte de la vida diaria de los refugiados”, explica Evalyne Nyasani, especialista de saneamiento, agua y salud de UNICEF, agencia de la ONU que trabaja con ACNUR para ofrecer apoyo en mecanismos de respuesta en situaciones de refugiados. “El cambio de comportamientos ha supuesto uno de los mayores retos a los que se han enfrentado los trabajadores de salud en los campos de refugiados de Maban”, añade Nyasani. El mal uso de los tratamientos prescritos, la preferencia por los remedios tradicionales frente a la medicina convencional y las prácticas culturales profundamente arraigadas han contribuido a dificultar los esfuerzos por poner fin a la enfermedad. “Hemos entendido los mensajes de las agencias pero algunas comunidades todavía creen que la hepatitis E viene de Dios”, dice Asha Osman, refugiada de 30 años que vive en el campo de Doro. “Por este motivo no siempre se toman la información en serio y afirman que Dios parará la enfermedad”. Aunque la incidencia de la hepatitis E se ha reducido considerablemente, continúan los esfuerzos de ACNUR y sus socios por promover la higiene. “Los refugiados no sólo serán los receptores de los mensajes sobre saneamiento”, dice Ilmi, de ACNUR, “también participarán activamente en su difusión”. “Los refugiados ahora entienden mejor el hecho de que sus manos son el vehículo con el que transmitir buenos o malos resultados de salud”, dice. “Lavarse las manos es una práctica sencilla pero esencial que les impedirá contraer la hepatitis E y otras enfermedades, pero en última instancia la decisión de hacerlo recae en ellos”. Hasta la fecha, se han registrado más de 11.000 casos de hepatitis E en los campos de refugiados de Maban, donde 241 personas han muerto por la infección.
El 14 de octubre, ACNUR realizó una distribución de ayuda humanitaria a unas 2.500 personas en Mouadamiya, en el suroeste de la capital siria, Damasco. Estas personas acaban de ser evacuadas y se encuentran ahora en un centro colectivo en DahyetQudsaya. Además de hacer una evaluación de su estado general y de las preocupaciones en materia de protección para estas personas desplazadas, ACNUR les entregó esteras, mantas, utensilios de cocina, productos de higiene y otros materiales de primera necesidad. La semana pasada, a través de socios locales, ACNUR logró llevar ayuda a más de 10.000 personas dentro de la ciudad de Raqqa, de difícil acceso. Entre los beneficiarios figuran más de 3.600 personas que estaban refugiadas en la escuela Al Riyayat y en la granja Massahadah. Raqqa, situada a unos 160 kilómetros al este de Alepo, acoge a personas desplazadas internas de Alepo y DeirezZour. Poco antes de la reciente festividad del Eid, celebrada del 10 al 13 de octubre, ACNUR formó parte de dos convoyes interagenciales que llegaron hasta Ter Maela y Al-Ghantoo, cerca de Homs, y que entregaron materiales de ayuda humanitaria a 10.000 personas vulnerables. Los equipos de ACNUR observaron que muchos de los desplazados estaban viviendo en edificios sin ventanas, puertas ni electricidad. Dentro de poco, la población de esta zona necesitará de manera urgente mantas térmicas y lonas plásticas aislantes para hacer frente a las bajas temperaturas del invierno. Las mujeres también se refirieron a la falta de intimidad y espacios privados en los centros colectivos. En lo que llevamos de año, alrededor del 35% de la ayuda de emergencia de ACNUR ha sido destinada a personas que viven en zonas de difícil acceso como Alepo, Azaz y Karameh. Desde febrero, ACNUR ha participado en 21 misiones interagenciales a puntos clave, entre ellos Karameh, Alepo, Idlib, Hama, Homs, Deirez Tour y Dara’a. El trabajo de ACNUR dentro de Siria tiene como objetivo proporcionar ayuda humanitaria a tres millones de personas, lo que les permitirá alimentar a sus familias, tener un cobijo, poder hacer frente al desplazamiento y garantizar el mantenimiento de unas condiciones higiénicas. Cada semana, hasta 250 camiones de ayuda humanitaria se entregan asistencia en Siria a unas 14.000-15.000 familias, el equivalente a cerca de 100.000 personas. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos las necesidades en el interior de Siria son enormes y el desplazamiento continúa. Naciones Unidas estima que hay más de 4,25 millones de personas desplazadas internas, pero esa cifra data de hace cinco meses y es probable que se revise al alza. Además de las personas desplazadas, varios millones de sirios se encuentran en situación de pobreza y carecen de acceso a asistencia sanitaria, así como a productos de primera necesidad. Las temperaturas ya han comenzado a descender en toda la región y, junto al resto de la comunidad humanitaria internacional, ACNUR está inmerso en una carrera contrarreloj para ayudar a los desplazados a prepararse para el tercer invierno consecutivo en medio del conflicto en Siria. A principios de este mes, ACNUR inició la distribución en todo el país de materiales básicos para hacer frente al invierno: materiales como mantas térmicas más gruesas y lonas plásticas aislantes ayudarán a un millón de personas desplazadas. Hasta la fecha, ACNUR ya ha rehabilitado refugios que acogen a 35.000 de las 80.000 personas a las que está previsto acceder antes de que llegue el invierno. Estas personas desplazadas viven en refugios informales y sin acabar de construir, instalaciones que a menudo no cuentan con calefacción, puertas ni ventanas. ACNUR también ofrece ayuda económica a los desplazados vulnerables en Damasco, la zona rural de Damasco, Homs, Al Hassakeh, Qamishly y Tartus. Hasta ahora más de 117.000 sirios desplazados y vulnerables se han beneficiado de estas ayudas. La semana pasada llegó a la ciudad costera de Tartus, desde los almacenes centrales de emergencia de ACNUR, la primera mitad de los 44 contenedores con ayuda humanitaria y se espera que pronto llegue el resto. Este envío de grandes contenedores de 13 metros de largo incluye más de 29.000 lonas de plástico, 150.000 esteras, 75.000 bidones y 30.000 paquetes de utensilios de cocina, que se enviarán durante los próximos meses a los beneficiarios de ACNUR a lo largo de una amplia franja del norte de Siria. Además de los envíos por mar, la Agencia de la ONU para los Refugiados también está haciendo llegar materiales a Siria a través de su almacén regional ubicado en Jordania. Prácticamente todas las ciudades y pueblos de Siria se han visto afectados por el conflicto o acogen a personas desplazadas y traumatizadas. Según estadísticas de ACNUR, más de 400.000 hogares han sido destruidos y 1,2 millones han sufrido daños. Hasta 5.000 escuelas y 3.800 mezquitas han resultado dañadas o destruidas. La mayoría de los molinos y panaderías ya no están operativos. Los hospitales ya no son un lugar seguro en donde recibir atención médica, ya que el 57% están dañados y el 60% de las ambulancias no ofrecen servicio. 15.000 médicos han abandonado el país, dejando tras de sí una grave carencia de personal sanitario, medicamentos y equipamiento médico con el que tratar a la población enferma o herida, que va en aumento. La cifra de desplazados internos que viven en condiciones muy precarias en edificios públicos abandonados -incluyendo 931 escuelas, pero también hospitales, sótanos y mezquitas- es cada vez mayor. Unas 180.000 personas necesitadas viven en 983 refugios colectivos en todo el país. Estos lugares son el hogar en su mayoría de mujeres, niños y ancianos. ACNUR ha visto refugios que carecen de puertas, ventanas y condiciones de salubridad adecuadas. La leishmaniasis y el cólera son cada vez más habituales. ACNUR teme que la ruptura del sentimiento de comunidad y de seguridad esté afectando especialmente a los niños. Casi dos millones de niños y niñas han abandonado la escuela y está aumentando la cifra de menores explotados laboralmente o reclutados por grupos armados. Hay muchos casos de niños que han quedado separados de sus familias y muchos viven en estado de trauma y miedo. Con la inseguridad alimentaria afectando a más de cuatro millones de personas, dos millones de niños se enfrentan a la malnutrición. ACNUR recibe constantemente noticias alarmantes sobre estas situaciones. A la Agencia de la ONU para los Refugiados le preocupa igualmente la vulnerabilidad de las mujeres, muchas de las cuales están al frente de familias rotas. Además, a día de hoy 2,18 millones de sirios han huido de la guerra y han sido registrados como refugiados o solicitado su registro como tales en los países de la región, principalmente en Líbano, Jordania, Turquía, Irak y Egipto. De ellos, el 51,4% son menores de 18 años.