16 días de Activismo contra la Violencia de Género: nuevas masculinidades

En los 16 días de Activismo Contra la Violencia de Género, es esencial reflexionar sobre las nuevas masculinidades y el rol fundamental que desempeñan los hombres en la lucha contra la violencia de género en el ámbito de refugio o huida. A menudo, el foco está en las mujeres como víctimas, pero es fundamental reconocer la importancia de involucrar a los hombres en la construcción de entornos seguros, como aliados estratégicos para reducir y prevenir la VBG (Violencia Basada en Género).

La noción de masculinidad experimenta cambios constantes, especialmente evidentes en contextos de emergencia. Los desplazamientos forzados y la violencia resultan devastadores, generando pérdidas y quiebres que agudizan los roles de género y los estereotipos de la masculinidad hegemónica. Este fenómeno contribuye al aumento de la violencia, particularmente dirigida hacia las mujeres. Sin embargo, al mismo tiempo, las secuelas del desplazamiento forzado abren oportunidades para involucrar a los hombres en trabajos preventivos, de identificación y de respuesta ante la violencia sexual y de género.

Los impactos de la VBG afectan de manera diferenciada a todas las personas. Pero las mujeres y los niños, niñas o adolescentes, son los más vulnerables. Aunque muchos hombres son victimarios de la VBG, también pueden sufrirla debido a prácticas y valores machistas arraigados en el tiempo. Un ejemplo es la violencia sexual en conflictos armados, donde se busca feminizar al enemigo mediante el abuso sexual como táctica de guerra, afectando a ambos géneros. Las normas sociales que asocian la fortaleza masculina con la resistencia a la agresión hacen que los hombres no denuncien estos hechos por temor a ser estigmatizados y vulnerados.

En 2020, un estudio de ACNUR reveló que el 50 % de las mujeres y niñas refugiadas han sufrido violencia de género. Basado en una encuesta a más de 42.000 mujeres y niñas refugiadas de 19 países, el estudio identificó factores clave como conflictos, violencia, pobreza, exclusión social y discriminación que aumentan el riesgo de violencia de género. La investigación destacó que, en la mayoría de los casos, el agresor es un hombre. Estos actos pueden variar desde episodios esporádicos hasta un abuso prolongado y crónico. Además, las mujeres también enfrentan acoso y violencia en espacios públicos, y cada vez más, en entornos en línea y a través de tecnologías digitales.

Foto: © ACNUR / Socrates Baltagiannis

En este contexto, es imperativo integrar e involucrar a los hombres en iniciativas de prevención y reducción de la violencia hacia mujeres y niñas. La necesidad y razón se debe a, en primer lugar, los hombres suelen ser los principales autores de la violencia contra las mujeres. En segundo lugar, representan la mitad de la población mundial, por lo que, en la mayoría de los contextos, ocupan gran parte de los cargos de poder. Es decir, tienen una función importante en la elaboración, la divulgación y el cumplimiento de normas nocivas relativas a la violencia contra las mujeres y las niñas. Su participación puede influir en el comportamiento de otros hombres y aliviar la carga que recae en las mujeres. La implicación de los hombres puede generar un impacto positivo a nivel social.

En el 2021, ONU Mujeres realizó un estudio cualitativo que reveló importantes recomendaciones y estrategias basadas en el comportamiento para involucrar a los hombres en la prevención de la violencia ejercida contra las mujeres y las niñas. Las conclusiones del estudio indican que, aunque diversas organizaciones en América Latina han incorporado a hombres y niños como elementos centrales en sus estrategias y programas para prevenir la violencia de género, aún hay mucho por aprender sobre cómo involucrar a los hombres de manera efectiva y alineada con la promoción general de la igualdad de género, el informe destacó la preocupación de pasar de la teoría a la práctica y sugiere que la ciencia del comportamiento sigue siendo clave para lograr este objetivo.

Las nuevas masculinidades necesitan desafiar las nociones tradicionales y rígidas de lo que significa ser un hombre. Esto implica desmantelar los estereotipos de género, promover la igualdad de género y la aceptación de la vulnerabilidad, participar activamente en el cuidado y la paternidad, rechazar la violencia y la toxicidad, y aliarse con movimientos feministas a favor de la protección de todos y todas. Los hombres tienen un papel crucial en la promoción de estas nuevas formas de masculinidad y en la cocreación de una sociedad más igualitaria.

Foto: © ACNUR / Nicolo Filippo Rosso.

Para ACNUR es esencial garantizar espacios seguros para los refugiados y las refugiadas. Por ello, colabora con comunidades, organizaciones socias y gobiernos para desarrollar programas que prevengan, mitiguen y den respuesta a los casos de VBG. ACNUR prioriza dos objetivos en todas sus operaciones relacionadas con la violencia de género:

• Reducir el riesgo de que las poblaciones de interés sufran violencia de género.
• Garantizar que las personas que hayan sobrevivido a la violencia de género tengan acceso a servicios de calidad con los que satisfacer sus necesidades.

La necesidad de implementar políticas y programas integrales que aborden pedagogías sobre la violencia de género en entornos de refugio es nuestro llamado a la acción. Es fundamental promover la transformación de los hombres hacia nuevas masculinidades, como parte esencial de la tarea de transversalizar el enfoque diferencial de género en las operaciones humanitarias. Este llamado responde a la larga petición de las mujeres, que durante años han abogado por una intervención decidida con los hombres para lograr cambios tangibles en las relaciones intergenéricas (entre géneros distintos), tanto en el ámbito familiar como en las organizaciones y comunidades.

Foto principal: © ACNUR / Eugene Sibomana.