En otros artículos te hemos hablado de la labor de ACNUR en emergencias humanitarias marcadas por la rápida extensión del ébola, una enfermedad que tiene una alta...
En otros artículos te hemos hablado de la labor de ACNUR en emergencias humanitarias marcadas por la rápida extensión del ébola, una enfermedad que tiene una alta tasa de mortandad. Sin embargo, ¿qué sabemos de su tratamiento? ¿Cuáles son las acciones puestas en marcha por este organismo para la prevención del ébola?
En marzo de 2014 se registró la epidemia de ébola más grave de las últimas décadas en África, especialmente en la región occidental de este continente. Países como Guinea, Sierra Leona y Liberia fueron los principales afectados por esta epidemia, que dejó más de 4.600 muertes y ante la cual hubo que poner en marcha operativos de atención y prevención especiales.
El campo de refugiados de Bahn, ubicado en el norte de Liberia, se constituyó en uno de los centros de operaciones de ACNUR para luchar contra esta enfermedad.
Allí no solo se atendió a los pacientes que presentaron los síntomas característicos del ébola, sino que estas acciones se reforzaron con un trabajo permanente de educación, información y concienciación entre las familias.
Por ejemplo, se repartieron artículos de higiene como cubos, lejía y jabón para disminuir la probabilidad de que se produjeran nuevos contagios. Asimismo, se dio a los refugiados instrucciones sobre cómo lavarse las manos y controlar la temperatura corporal.
En esa misma línea, ACNUR contribuyó con el envío de fondos, vehículos, recursos, medicamentos y equipos médicos para los hospitales que el Gobierno de Liberia habilitó especialmente para el tratamiento y la prevención del ébola.
Tanto en los hospitales como en los centros de atención comunitarios de los campos de refugiados, ACNUR y otras organizaciones que trabajaron sobre el terreno fijaron un protocolo para el tratamiento del ébola y la gestión de los nuevos contagios:
En el caso de Liberia, es importante destacar el papel que desempeñaron los refugiados a la hora de frenar la expansión de esta enfermedad. La mayoría de ellos eran marfileños que habían huido de la violencia en su país y que en esta crisis humanitaria se convirtieron en mediadores entre las comunidades y los hospitales.
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